Tío Jose me regaló la flauta que yo quería en diciembre de 1975. Y, ese mismo día, me la robó un muchacho más grande que yo. El instrumento de pasta lo expendían en la droguería que Héctor Paz tenía en el cuarto de la esquina que Jorge Zedán, el esposo de tía Vila (Elvira Mercedes), le había arrendado de su enorme casa esquinera. Apenas me bajé del bus a conocer a Codazzi, vi la flauta en la vitrina y me gustó. Tenía menos de 10 años de edad y Omar Hernández, el esposo de tía Tey (María Esther), me dio ese viaje de La Junta, La Guajira, (donde me criaba la vieja Aba, mi abuela) a Codazzi como regalo por haber sido el primero de la clase del segundo de primaria que acababa de culminar. Tío Jose trabajaba en Cofrasu (Colombo-Franco-Suizo), un enorme taller de maquinaria pesada. Apenas recibí la flauta, me puse a tocarla con mi primo Fabio en el muro que quedaba donde tía Tey, pegado a Cofrasu. Y el muchacho apareció ahí: me pidió el aparato musical prestado dos veces; se lo prestaba y me lo devolvía; mi inocencia de entonces me impidió inferir que me estaba cebando. A la tercera prestada, salió corriendo con mi flauta y se perdió entre el monte de la pista de aterrizaje de avionetas de fumigación que quedaba al costado de Cofrasu. Fabio y yo salimos detrás a perseguirlo, pero se nos perdió entre el follaje espeso. Tío Jose nunca me recriminó por haber perdido su regalo.
José Elías Acosta Mendoza
había nacido en La Junta el 10 de diciembre de 1949 del hogar formado por Aura Elisa (la vieja Aba, mi abuela) y Luis Miguel (el Tone, mi abuelo) en La Junta.
Y a los ocho años de edad, en 1957, tía Vila y su esposo se lo llevaron para
Codazzi, en ese entonces, una lejana población a la que se iba por pedazos en
trocha y otros pedazos por carretera asfaltada llena de huecos. Tía Vila había
llegado a su pueblo a pasar la luna de miel. Y convenció a su esposo, Jorge
Zedán Sierra, para llevarse al hermano de ella, mi tío Jose, a criarlo en su
nuevo hogar. Al año siguiente, nació Eduardo, Tato, el primer hijo de mi tía Vila, que tío Jose aprendió a querer como su hermanito menor.Con dos de sus hermanos: Néstor Emilio
(centro) y Jorge Félix (izquierda)
Tío Jose es el antepenúltimo
parto de la vieja Aba (Aura Elisa, mi abuela).
La mayor era tía Vila (Elvira Mercedes, nacida en 1937), seguida por tía Ñuñe (María Nurys, nacida en 1938); luego, nació tío Migue (Miguel Luis, elmayor de los varones), el 15 de febrero de 1941: después de él nacieron tío Néstor (Néstor Emilio, en 1942), Chide (Alcides de Jesús, mi papá, en 1944),tío Fano (Afranio José, en 1946), tío Ito (Manuel Nicolás, en 1948), tío Jose
(José Elías, en 1949), las mellas tía Mary (María Elisa) y tía Tey (María
Esther), en 1952. Y al año siguiente, nacieron los menores, los también mellos
tío Jorge (Jorge Félix) y tía Carmen (Carmen Rosa), en 1953.
Jorge Zedán trabajaba en la
Compañía Colombiana de Tabaco (Tabaco Rubio) y lo trasladaron a Fonseca, una
población más cercana a La Junta. Dejaron a tío Jose en Codazzi para que no
perdiera la escuela: vivió donde Carmen Sierra, una prima de Jorge Zedán. En
1964 pudo terminar la primaria.
Conejo por cabra
Tío Jorge (Jorge Félix) es el
hermano menor de tío Jose. “Es una gran persona, se pasa de bueno”, dice tío
Jorge de tío Jose. Recuerda que una vez, su papá, el viejo Tone (Luis Miguel),mi abuelo, mandó a tío Jose niño a buscar unas cabras que hacían falta. Al rato
de no aparecer, mi abuelo mandó a tío Jorge a buscar a tío Jose. Lo encontró en
la sabaneta del algarrobo del río. Se había olvidado de las cabras y estaba
buscando conejos.
Con la ayuda del perro,
cazaron un conejo. A lo lejos, escuchaban los gritos del Tone que los llamaba,
pero ellos regresaban contentos con el producto de su caza. El viejo Tone les arrebató
el conejo y los hizo pasar a la casa. Cogió a tío Jose y le pegó porque él no lo
había mandado a cazar conejos sino a buscar las cabras perdidas. A tío Jorge no
le pudo pegar porque salió huyendo.
El baño en el arroyito
Tío Fano (Afranio José) no
recuerda haber jugado mucho con su hermano tío Jose. “Es que él estaba muy
pequeño”, se justifica. Claro, tío Fano le lleva tres años que, para esa época,
eran bastante. De lo que sí se acuerda tío Fano era de los baños que tía Vila
les pegaba en un arroyito de aguas cristalinas, cerca de la casa. No los podía
llevar al río porque, en ese entonces, llovía bastante, y el río permanecía
crecido.De negro, la vieja Aba, con tío Ito, de
sombrero y de pie. Y con Carmen, la
señora de tío Ito. Escena cotidiana
en la Funda de entonces
Sin embargo, tío Fano, tío Ito
(Manuel Nicolás) y tío Jose eran felices bañándose en ese arroyito. Y más feliz
aún era tía Vila al ver a sus hermanitos contentos, revoleteando entre el agua
y los playones mojados del riachuelo.
Trabajar en comisariato
El cultivo del algodón era el
motor de la economía de Codazzi. Desde la preparación de la tierra para la
siembra, el cultivo del mismo, la recolección, el desmote de semilla: todo
generaba empleo constantemente. Y el joven tío Jose no fue ajeno a estos
trabajos. Se empleó como el jefe del comisariato de una finca algodonera.
Debía recibir las compras de víveres,
artículos de aseo personal, ropa, en fin, todo lo necesario para que los trabajadores
pudiesen vivir varios días en la finca. Debía llevar el inventario de lo que la
fondera pedía para alimentar al personal. Dos años (1968 y 1969) estuvo tío Jose
en esos menesteres del campo.
Y llegó el Ejército
Una de las imágenes
imborrables de mi niñez en La Junta fue cuando vi a mamá (la vieja Aba, mi
abuela) llorar desconsolada en una mañana. “Eso no es nada del otro mundo”, le
decía papá (el viejo Tone, mi abuelo), mientras la sujetaba del brazo, pues ese
día ella le servía de bastón para llevarlo al cuarto del fondo del patio. “Más
bien eso es bueno porque de allá sale más hombre”, trataba de consolar papá a
mamá.Ufe y tío Jose, el día de
mi grado de bachiller, el 27
de noviembre de 1983
Resulta que a tío Jose lo
habían cogido para prestar el servicio militar obligatorio. Era enero de 1970 y
él venía de Casacará, el pueblo donde nací cinco años antes. Cuando eso, el puesto
de Policía de Codazzi quedaba en lo que después fue el edificio de Telecom; es decir,
en la carrera 16 con calle 20, a una cuadra de la casa de tía Vila. Ahí estaba
el Ejército. Apenas vieron la cédula de tío Jose, él apareció como remiso.
Así es. Ya lo habían agarrado
antes y lo citaron para los exámenes médicos: ni tía Vila, ni Jorge Zedán lo
dejaron ir en esa ocasión. Esta vez, tuvo que pagar la multa por la vez
anterior y se lo llevaron para el Batallón Rondón de Buenavista, en el departamento de La
Guajira, donde hizo parte del primer contingente de 1970. Salió en noviembre de
1971.
De Cofrasu para el ICA
Ufe, con el esplendor de
Funda atrás
Cofrasu era una empresa donde
se tornaban y fundían repuestos para la maquinaria pesada utilizada en el
proceso de cultivo y desmote de algodón. Tía Mary (María Elisa), una de las
mellas, se casó con el hijo del dueño francés de Cofrasu. A ese gran taller
ingresó a trabajar tío Jose en enero de 1972, dos meses después de haber salido
del Ejército. Y con uno de esos sueldos me regaló la flauta que me robaron ese
mismo día.
Estando ahí, un amigo le comentó
que había una vacante en la sede de Codazzi del Instituto Colombiano Agropecuario
(ICA). Pidió una bicicleta prestada y fue a presentarse en el Centro
Experimental Motilona, que era la sede del ICA en las afueras de Codazzi. Eran
cuatro aspirantes al puesto, entre ellos un destacado profesor dl municipio. Tío
Jose era el menos indicado para el puesto, pues no era bachiller y, a duras penas,
terminó un curso de contabilidad que el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena)
había realizado en Codazzi.
El que sacó el más alto
puntaje en las pruebas y a quien mejor le fue en la entrevista fue a tío Jose.
El cargo era de Almacenista. Un sábado se retiró de Cofrasu y un lunes de enero
de 1975 empezó a trabajar en el ICA, de donde saldría pensionado.
Ufe, su gran amor
Casi dos años después de estar
tío Jose trabajando en el ICA, en enero de 1976 entró una hermosa dama como
secretaria. Tío Jose la conocía de vista, en algunos lugares importantes de
Codazzi, pero ni siquiera era conocido de ella. La veía con su elegancia en el
casino de la empresa. Hasta que se hizo amigo de ella. E iba a visitarla en la
casa.Con su amada Ufe
Se trata de Eufemia Tapia. Ufe
descubrió la nobleza del hombre que estaba perdidamente enamorado de ella y
aceptó ser su novia. Se casaron en julio de 1978. Y tuvieron cuatro hijos:
Carlos Elías, nacido el 18 de diciembre de 1979; José Alfredo, el 24de abril de
1981; Karina Eliana, el primero de mayo 1985; y Julio Miguel, El 28 de mayo de
1987.
Tuve el inmenso honor y la
gran felicidad de vivir en ese hogar por más de un año, mientras terminaba mi bachillerato
en Codazzi. Se portaron como unos verdaderos padres conmigo. Tío Jose es la
nobleza en pasta, pero eso no le impide el sentido del humor que siempre ha caracterizado
a los Acosta. Una tarde llegué del colegio y encontré a tío Jose y a Ufe frente
a la inmensa casa que estaba construyendo, mientras la vivíamos. Recuerdo que
Ufe pegó un profundo suspiro y dijo: “Ay, hombe, ¿cuándo veré mi casa terminada?”.
Tío Jose ni la pensó siquiera para responderle enseguida: “Bueno, ldejá que
venga un cipote de vendaval para que veas cómo te la termina enseguida”.Ufe y río Jose con sus cuatro hijos:
Carlos Elías (derecha), Karina Eliana
y Julio Miguel (centro)y José Alfredo
(izquierda)
Tío Jose es un amante del fútbol
y de la lectura: ahí leí mis mejores libros de su biblioteca. El fútbol lo practicó
siempre hasta que una mala jugada del destino no le permitió tener estabilidad
mientras corría: él que casi nunca toma, una noche se tomó unos tragos y,
cuando se levantó en la mañana para ir al baño, se cayó y se golpeó un oído con
el inodoro. No volvió a oír por ese lado.
Fundación, su otra pasión
Fundación, la parcela familiar,
es la pasión de los descendientes de la vieja Aba y el Tone: tanto de hijos,
como de nietos y de biznietos. Todos añoramos ir a pasar los días de nuestra
vejez allá. Recuerdo que, cuando viví con mi papá en Casacará, un familiar de
Codazzi llegó una vez de visitar a La Junta. “¿Fuiste a Funda?”, fue lo primero
que le preguntó mi papá. Funda le decimos por cariño a Fundación, nuestra
parcela. El familiar le respondió a mi papá que no había podido ir hasta Funda.
“Aufff, entonces, no hiciste nada: ir a La Junta y no ir a Funda es como ir a
Valledupar y no entrar al Ley”, le espetó mi padre. El Ley era el único
supermercado que existía en toda la región.Ufe y tío Jose, con dos de sus sobrinos
en Funda: Tato, de pie, y Andrés Alcides
Tío Jose salió pensionado del
hoy Corpoica (antiguo ICA) en septiembre de 2008. Y ya con sus hijos casados y organizados
cada uno por su lado, le dio rienda suelta a su otra pasión: Fundación. Allá en
el monte, a cinco minutos de La Junta, vive ahora con su amada Ufe. Y allá
recibe a sus hermanos, sobrinos, hijos, nietos. Sin duda, a tío Jose le cantó la flauta que él me dio
y me robaron ese mismo día.
Lindo relato de Jose y ufe buenos amigos, excelente charlador y buen lector, me compró muchos libros de Círculo de lectores. Dios bendiga ese matrimonio 🙏
ResponderBorrarGracias, Albita, por tu amable lectura
BorrarGracias primacho por esa maravillosa breve historia escrita desde el corazón. Sin duda alguna mi padre es un gran hombre, legado que caracteriza a la familia Acosta. Gracias por este detalle.
ResponderBorrarGracias a usted, primacho, por su amable lectura
BorrarYo soy Acosta de los más jovenes, pero aún así amo esas tierras de la junta y funda por que aún que no me vieron nacer, cuando llego a visitar es como si estuviera en casa, gracias por esa breve historia tío Jhon me gustaría conocer aún más pero seguramente con un sancocho en funda hablaremos bastante.
ResponderBorrarMi querido sobrino, no es sino que le dé clik al link de abajo, donde dice Los Acosta Mendoza: ahí encontrará información bastante
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