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Plazoleta actual de la Universidad Autónoma del Caribe |
Por
John Acosta @Joacoro
Podría considerarse que la
actitud de la Sala General frente a los estatutos es, como llamaban los abuelos
a situaciones parecidas, una mosca en leche en el exitoso proceso de
recuperación de la Universidad Autónoma del Caribe. Cuando uno descubre el retroceso
en la reforma a los estatutos que este ente plantea, no puede dejar de pensarse
que el máximo órgano de gobierno de la institución educativa se resiste a
transformarse. Pareciera que la mayoría de sus integrantes quisieran quedarse
en la placidez insensata de un anacronismo peligroso. Afortunadamente, los
entes vivos de la universidad han reaccionado y se han puesto a la defensiva:
no se puede permitir que la masificación de las protestas que inició la Facultad
de Ciencias Sociales y Humanas el 21 de febrero de 2018 (y que obligaron a la
salida del rector de entonces, Ramsés Vargas, y a la mayoría de los miembros de
la Sala General que lo apoyaba), sea en vano.