12 nov 2024

La canoa de bahareque llega al puerto de sus amores con la carga ‘pa vendé’

Kelvis Morales saca los pescados de su segunda red
Por John Acosta

La mujer había esperado unos minutitos y dio la vuelta para regresarse con las manos vacías. Al darse cuenta, Kelvis José Morales Aguilar la llamó para que se devolviera. Ella volteó la mirada hacia quien le había hablado, pero no se le notaba una decisión contundente para volver; entonces, el periodista del Semanario La Calle se sintió culpable por la situación y metió su mano para ayudar a convencer a la señora. “Venga, hombe, si, al contrario, su presencia enriquece la crónica porque usted es una cliente efectiva del hombre”, le dijo. Y la mujer se regresó. “¿Cuánto es que va a llevar?”, le preguntó Kelvis José. “Una arroba”, le respondió ella.

Kelvis Morales se bajó de su canoa, que estaba amarrada en la orilla, y fue hasta la de otro colega, también aparcada. Sacó de ahí un peso, cuya base colgante era la mitad de una parrilla metálica que, en sus momentos de gloria, cubrió la hélice de un abanico de piso. Y empezó a echar en ella algunos de los bocachicos apilados en el fondo de su embarcación. Al completar las primeras 16 libras del pedido, fue hasta donde la señora y se las echó en la bolsa plástica que ella traía para ese propósito. Volvió a su canoa para pesarle el resto a su cliente.

Alcantarillado de Saloa vierte aguas negras a la Ciénaga de Zapatosa

Vista aérea de la planta de tratamiento
de aguas residuales, en Saloa
Por John Acosta

en el puerto de Saloa, los mototaxistas que estaban ahí lo abordaron enseguida y le plantearon la problemática.Igual pasó cuando, ya en una moto, circulaba por las calles del pueblo y el joven motociclista encontraba a un  líder en la acera; entonces, detenía su vehículo y presentaba al comunicador. “Cuéntale sobre el problema que tenemos ahora”, le inquiere al transeúnte casual. Y el interpelado se quejó de lo mismo. También lo hizo el presidente de una asociación de pescadores que visitó. A raíz de un video que un ciudadano de esta población envió al Semanario La Calle, donde denunciaba que el agua sucia (rebotada de los manjoles del alcantarillado) estaba llegando a la Ciénaga Grande Zapatosa, el comunicador se trasladó el fin de semana hasta allá.

Festival del Bocachico quedó solo

Wilmer Argüelles Medina

Wilmer Argüelles Medina es dirigente cívico y social de Saloa. Fue presidente veedor de la reciente pavimentación de las calles de esta población. Habló con La Calle. “Estamos afectados por la botada de las aguas negras, que hoy el alcantarillado ha dispuesto de echarla a la Ciénaga Grande Zapatosa, sin ninguna clase de tratamiento, llegando todas esas aguas negras, servidas y pestilentes a acabar con lo poquito que hay en nuestro cuerpo de agua. Nosotros, desde un principio y en varias ocasiones estuvimos en la veeduría Despertar del municipio de Chimichagua: estuvimos sentados con la Gobernadora, el Alcalde y personas de Aguas del Cesar y los contratistas. Y, a estas alturas de la vida, uno le tira el balón al otro. Y hoy las alcantarillas están colapsadas. Por ejemplo, el día del Festival del Bocachico se derramaban esos manjoles y la pestilencia retiró a la gente porque no soportaba el hedor. Eso es parte del alcantarillado que tenemos hoy en Saloa”.

8 nov 2024

‘La Piragua’ es ‘La Bendición de Dios’ y pertenece a Álvaro Morales

Álvaro Morales, en su canoa metálica
Por John Acosta

Esa mañana no estuvo buena. Hubiera podido ser peor: por ejemplo, irse con un solo pasajero, cuando a la enorme canoa metálica le caben de 20 a 25 viajeros. Ese sábado de octubre, apenas iban tres, pero el viaje se hubiera podido salvar si no hubiese pasado nada en el recorrido; sin embargo, pasó. Álvaro Morales Arciniegas había recibido la llamada de su hermano, que era el presidente de la Asociación de Transportadores Fluviales de Chimichagua (municipio del Cesar) a las 7:20 de la mañana. “Compa, póngase pilas que estos tres pasajeros quieren irse conmigo y usted sabe que yo no los puedo llevar en la chalupa del hospital”, escuchó del otro lado. Álvaro estaba en su casa y lo llamaban desde el puerto. Tenía el turno ese día y no podía arrancar tan tarde.

El presidente arrancó a las 7:30 de la mañana con las dos enfermeras, la comunicadora del centro hospitalario y las neveras de icopor cargadas de vacunas. Iban a apoyar al personal de salud del corregimiento de Saloa, donde también se llevaba a cabo la octava jornada de vacunación contra el papiloma humano, convocada por el gobierno nacional. En el puerto quedaron el Defensor del Pueblo del área, la docente que iba a pasar el fin de semana con su abuela y el periodista que iba a verificar una denuncia ciudadana en Saloa.