Por John Acosta
Fotografías: Fabián Acosta
Crónica publicada en la revista Rumbo Norte, número 13, julio de 1995
Fotografías: Fabián Acosta
Balneario El Salto, en La Junta |
El esclavo de Mamá Niña volvió a nacer ese día. A pesar del odio reprimido, alimentado por su condición ancestral de ser inferior, el negro le agradeció en silencio a su ama el que le hubiere perdonado la vida. La Junta estaba formada, entonces, por dos o tres hatos tan inmensos, que el ganado debía clasificarse según el color de las reses. Los dueños eran españoles aventureros que se arriesgaron por esos parajes en busca de sabanas para el pastoreo y se establecieron allí a mediados del siglo XVIII.
Ese día, José Antonio Acosta salió de su hato con rumbo al lejano San Juan del Cesar. Pasó por donde su parienta doña Isabel Acosta, a la que todos llamaban Mamá Niña, para que ella le prestara un esclavo. Los dos hombres partieron en sus caballos a las seis de la mañana. Al poco tiempo de camino, la brisa le tumbó el sombrero a José Antonio. El esclavo se bajó de su montura, recogió el sombrero y se lo entregó a su dueño. Tuvo que repetir esa operación cuatro veces consecutivas. A la quinta, ni se inmutó siquiera.
José Antonio Acosta, contrariado por la actitud del esclavo, sacó su sable afilado. «O me recoges el sombrero o te parto en dos ahora mismo», dijo. El negro apretó fuerte las riendas de su caballo, clavó con ira de locos las espuelas sobre el vientre del animal y emprendió, a todo galope, el camino de regreso. José Antonio lo siguió, blandiendo el arma cortante en su mano derecha.
Mamá Niña se acercó hasta la entrada de su hato, alarmada por el bullicio de esclavos que murmuraban en su lengua africana. En ese momento, José Antonio Acosta frenó su caballo ante la mirada expectante de todos. «Te pago lo que sea por ese esclavo», se desahogó, mientras señalaba con desprecio al negro que no quiso recogerle el sombrero.
Mamá Niña miró a su pariente con la crudeza que la caracterizaba. « ¿Y para qué lo quieres con tanta urgencia?», le preguntó. José Antonio Acosta, pálido todavía por la ira, tragó en seco. «Para partirlo en dos de un solo sablazo», respondió. Mamá Niña dio por terminado aquel acto cotidiano en La Junta de entonces con una frase redentora: «Entonces, te fregaste porque ese negro no está en venta».
Por una iglesia
Zoila Rosa Cataño de Sierra tenía en su casa un San Antonio de Padua. Ya para comienzos del siglo XX, La Junta había crecido tanto que se hacía necesario buscarle un santo patrono. El que tenía Zolia Rosa fue el ideal. El pueblo, que ya estaba formado por unas 20 casas de barro y techo de paja, no tenía iglesia: las mujeres debían conformarse con hacerle al santo de yeso hermosos altares de frutas en la casa de la dueña, todos los 11 de junio. Y en la tarde de ese día, lo sacaban a pasear por las calles sin formas del naciente caserío.
La procesión la presidía doña Zoila con su San Antonio en las manos. Las demás mujeres la seguían para acompañarla en los rezos y en los cantos celestiales, en medio de los estruendos de los cañonazos de pólvora. Hasta que Rosa Elvira Sierra, nieta de doña Zoila, inició a mediados de los años 30 su campaña para construir la iglesia. En esa época, las escasas parejas que gozaban del privilegio de un matrimonio bendecido habían aprovechado las dos visitas del Obispo de Valledupar para casarse en masa. Pero los enamorados recientes vivían en unión libre.
Iglesia San Antonio de Padua, de La Junta |
La iglesia fue una obra de todos. En las noches, alumbrados con mechones y lámparas de petróleo, los junteros se iban a escarbar la tierra en busca del barro para las paredes de su ermita. Las mujeres lo acarreaban en vasijas de peltre cargadas en la cabeza y los hombres adultos, en parihuelas. Los sobrevivientes de aquellos tiempos gloriosos aún recuerdan la fatídica noche en que Rudecindo, un joven de 20 años, cayó fulminado por un ataque cardíaco, en el momento en que alzaba una olla repleta de barro.
El día de la inauguración sucedió lo inevitable: al padre Manuel Antonio Dávila le tocó casar a más de diez parejas, cuyos hijos adolescentes habían ayudado a construir la iglesia. A los pocos días, el San Antonio de doña Zoila desapareció para siempre de su nueva morada. No hubo fuerza humana ni sobrenatural que diera con su paradero. El padre José Agustín, un sacerdote Jesuita, que deliraba de amor por La Junta, supo que una señora en Barranquilla le había prometido a Dios regalar una imagen al pueblo que más la necesitara, como pago al alivio de una enfermedad que la tenía al borde de la muerte. Así llegó a La Junta un San Antonio renovado que duró muchas generaciones, hasta que cayó en la entrada de la iglesia, luego de una larga procesión, y se hizo pedazos.
El prodigio del pueblo iluminado
El general Gustavo Rojas Pinilla creó en 1954 la Intendencia Nacional de La Guajira. Y con esa determinación, tomada a miles de kilómetros de distancia en la remota y fría Bogotá, La Junta pudo ascender a la categoría de corregimiento. El primer corregidor fue Leandro Sierra, inmortalizado, muchos años después, por el también juntero Diomedes Díaz con el remoquete de “el médico del pueblo”, que ya para entonces empezaba a hacer los primeros pinitos de médico sin título.
Pero ningún júbilo ha sido más duradero como el del día en que llegó al pueblo la planta eléctrica. El jueves 23 de marzo de 1961, a las 6:00 de la tarde, la gente salió de La Junta a subir hasta los cerros cercanos para saborear la felicidad de sentir por fin cómo se veía desde arriba el terruño iluminado. El espectáculo no podía ser más fantástico para unos pobladores que siempre habían soñado con el progreso de su tierra: toda clase de avechuchos nocturnos revoleteaban extrañados alrededor de los bombillos amarillentos que colgaban de los postes de madera.
La iglesia iluminada |
Esa felicidad no pudo durar mucho: los profesionales de hoy se recuerdan todavía garabateando las primeras letras amparados apenas por la luz tenue de la lámpara de petróleo. Era una dificultad enorme conseguir cualquier repuesto de alguna pieza averiada de la ya vieja planta. Y el plantero, un hombre taciturno que el destino quiso que naciera bizco, había cogido por costumbre encender el aparato a las 8:00 y apagarlo a las 9:00, los 60 minutos exactos que duraba la novela de la televisión venezolana, que era la única señal sintonizada en los 12 televisores en blanco y negro que había en el pueblo. Por eso, la gente bautizaba la planta con el nombre del dramatizado de moda. Afortunadamente, la interconexión eléctrica llegó a principios de la década de los ochenta.
Una bonanza ilícita
Nadie se explica cómo llegó. La producción y comercialización de marihuana pasó como una ráfaga de viento que los mantuvo a todos en el vilo de la opulencia desbordada. Fue una especie de máscara carnavalesca que representó la comedia real de una felicidad sin límites: los envolvió en un limbo de fantasías alcanzables en donde creyeron permanecer hasta más allá de la eternidad.
Cuando llegó la interconexión, La Junta era habitada por gente estupefacta que no lograba responderse todavía qué se había hecho el pasado de una riqueza efímera, pero ruidosa, que la mantuvo en un estado de éxtasis esquizofrénico. Pero el ventarrón pasó y los devolvió a su mundo real de personas comunes y corrientes, enfrentadas ahora a los estragos causados por el vendaval de la bonanza maldita. Debían enfrentarse a la dura prueba que el destino les atravesaba como castigo, quizás, a los desmanes gloriosos de ese pasado reciente.
Hasta la mochila había perdido su encanto durante la bonanza |
Quedaban los inmensos peladeros en el Cerro e Mecho y La Falda, los cerros en donde antes lucían sonrientes los bosques, que fueron devastados para darle paso a la locura desbordada de la mala hierba. Las tres o cuatro tiendas del pueblo lucían sus estantes atiborrados de productos que ya nadie compraba y con el dueño dormitando sobre el asiento de cuero, en el centro del negocio, arrullado por el ventilador eléctrico que daba vueltas en el techo, cansado de esperar el anhelado cliente que no llegaba. Ni llegaría nunca. Ya había pasado la bonanza del dinero fácil y ahora nadie quería volver a sembrar la yuca, el plátano y el arroz del sustento, ni ordeñar las vacas. Pero sí añoraban vivir inmersos en la felicidad humilde que les quitó la hierba maldita.
La gente permanecía a toda hora sentada en los parques o debajo de las sombras de los almendros y trupillos que estaban al frente de sus casas, tratando de ahogar sus penas en las profundidades de los recuerdos crueles del tiempo de la bonanza.
Solo quedaba eso. Y, gracias a Dios, la poesía. La misma que se metía por las soleras y por las rendijas de las casas con la brisa fresca y suave del amanecer para avisarle a los durmientes que empezaba un nuevo día; se descolgaba por los rojizos atardeceres en la lejanía del horizonte para deleitar las miradas turbias de la gente triste, se manifestaba en las figuras ensoñadoras que formaban las nubes en su deambular por el cielo: la poesía aparecía en todas partes hasta llenar a La Junta entera con el esplendor de su encanto. Fue la misma que inspiró a los hombres y mujeres emprendedoras a buscar la solución a la crisis que se vivía.
La esperanza de hoy
Bolívar Cuello resumió en una sola frase el cupo del carro. «No le cabe ni un recado», dijo. Regresaba de la esquina de la señora Alicia Solano, en donde esperó el carro de pasajeros de José Iván Acosta para mandar con él un mensaje oral a Valledupar. Eran las cinco y media de la mañana de un martes de mayo y la claridad del día empezaba ya a distinguir a las primeras mujeres que barrían por costumbre el frente de sus casas, todavía limpio por el aseo del día anterior.
Lejos quedaban los tiempos en que Joaquín (Quin) Sierra iba a la capital del Cesar en su carro, al que todos le decían El Mixto porque era mitad camión, con su carrocería de estaca, y mitad bus de escalera. Los pasajeros debían ir la tarde anterior hasta la casa de Quin para que él les guardara su puesto y pasara a recogerlos a las tres y media de la madrugada, pues el viaje debía ser por San Juan del Cesar, ya que el camino por Patillal todavía no era transitable para carros. Era un viaje de más de tres horas contra los diez minutos que se echa hoy José Iván por Patillal.
El fique volvió a ser la planta tradicional en La Junta, después de la fatídica bonanza |
El día en que Bolívar mandó el recado a Valledupar, había empezado mucho más temprano en La Junta, cuando los jóvenes que estudiaban en San Juan del Cesar alborotaron al mundo con sus energías de adolescentes en potencia, mientras esperaban el carro que los llevaría a la cabecera municipal. Y comenzó luego a declinar en el atardecer, justo en la casa de Carmen Mejía y Manuelito Acosta, donde acuden al encuentro casual las mismas personas de siempre para hablar de lo que se les ocurra, recostados en asientos de cuero, y dispuestos a devolverles el saludo a todo el que se atreva a pasar por esa calle.
Esa es La Junta de hoy. Gente trabajadora, orgullosa de haber sacudido a tiempo el somnífero de una bonanza marimbera que causó estragos en el devenir cotidiano de un pueblo capaz de llevar sobre su destino el hecho natural de que en sus sabanas se juntaran dos riachuelos: el San Francisco y el Santo Tomás; una cultura con la esperanza puesta en los hijos agradecidos que les ha tocado emigrar a otras tierras para poder ejercer una profesión esquiva.
Han sido depurados, ¡y de qué manera!, los tiempos aquellos en que los esclavos debían
tragarse su odio para agradecerle al amo el que les permitiera vivir.
Crónica publicada en la revista Rumbo Norte, número 13, julio de 1995
Me pareció un reportaje enriquecedor, lo cual me permitió conocer el pasado del pueblo viviente aun, es de mucho interés, cada escala que manejo su escritor ya que demostraba esa investigación y conocimiento de esto puesto que me llevo a viajar en el tiempo a través de cada palabra y situación planteada.
ResponderBorrarLaura Marulanda!
La manera de narrar el reportaje envuelve al lector de una manera que envicia a continuar la lectura. El lenguaje es cotidiano y claramente descriptivo. Se puede evidenciar la investigación previa, ya que los datos son exactos y cuentan la historia de La Junta.
ResponderBorrarEl primer reportaje, me gustó mucho ya que el escritor nos cuenta la historia con un lenguaje muy sencillo y sobretodo como describe las distintas situaciones al trascurso del relato, a pesar de que me gustó mucho sentí que fue muy larga y llego a aburrirme por momentos , pero muy enriquecedor el reportaje. Helen Pérez
ResponderBorrarEn este reportaje se ve claramente una investigación llena de detalles minuciosos, los cuales ubican al lector y lo transportan a las escenas y lugares planteados por el autor, fue una delimitación fascinante con una historia llena de sucesos que permitieron generar un interés por conocer todo lo vivido en aquel tiempo..
ResponderBorrarEste reportaje esta expresado de manera exhaustica, se puede denotar la cantidad de información que reunió el autor en la junta para realizarlo. El tema fue organizado de tal manera que los lectores pueden vivir una época e involucrarse en ella así no conozcan la Guajira. Me pareció muy enriquecedor las historias que contó, porque se nota la investigación y el realce que le hace a la junta y a sus habitantes en determinadas épocas por medio de hilos conductores que son los acontecimientos ahí plasmados.
ResponderBorrarMe pareció un reportaje muy interesante, esos rincones donde tienen tanta cultura y así se encuentre en un rincón como dice el titulo, es de gran agrado y muy enriquecedor los cuales sitúan al lector y lo transportan de una forma real a las escenas y lugares trazados por el autor.
ResponderBorrarPuedo decir que me parecio un reportaje muy bueno, ya que encontramos donde el escritor cuenta una historia de una manera sencilla y clara.
ResponderBorrarAqui si encontramos donde su investigacion es profunda, hacen que el lector por momento se translade a los lugares donde el escritor nos quiere ubicar.
me pareció muy interesante, bastante minuciosa a la hora de contar ciertos detalles, las fotos ayudan mucho a ubicar al lector en el contexto que se esta manejando. se nota que se conoce bastante la región de la que se habla.
ResponderBorrarSiempre había tenido la curiosidad de conocer más de ese lugar que con tanto amor, nostalgia, orgullo y sentimiento, menciona el cantante favorito de mi novio, Diomedes Díaz, la Junta. Y ahora comprendo el porqué de su admiración hacia este hermoso lugar, que hoy tuve la bendición de conocer por medio de un excelente escrito. Creo que solo me faltaría ir allí y ver con mis propios ojos la majestuosidad de su cultura, tradición y lugares. Me fascino este reportaje, me metí en la historia por completo, la descripción de los espacios fue fundamental para engancharme y hacerme vivir por unos instantes en medio de esas calles. A simple vista que ve que conoce y sabe más de la junta de lo que expreso aquí. Felicitaciones. Ya lo copié y se lo mandé a Roosvelt, seguramente a él le encantara más que a mí.
ResponderBorrarEste reportaje me parecio muy interesante ya que muestra varios aspectos importantes de la guajira y tambien suelta datos que muchas personas desconocen,Un dato interesante fue los momentos de la bonanza marimbera.
ResponderBorrarEl hecho de contar una anécdota por cada uno de los puntos que se quieren tratar hace que el lector se incentive y le cause más curiosidad lo que el autor seguirá contando. Me pareció un texto bastante significativo, con un lenguaje natural fácil de entender.
ResponderBorrarEl hecho de contar una anécdota por cada uno de los puntos que se quieren tratar hace que el lector se incentive y le cause más curiosidad lo que el autor seguirá contando. Me pareció un texto bastante significativo, con un lenguaje natural fácil de entender.
ResponderBorrarMe gustó mucho este reportaje, porque hubo una buena investigación acerca del pueblito guajiro llamado la Junta, el cual lo conocen como el Rinconcito más querido de todos los guajiros.
ResponderBorrartambién se vio claramente la descripción del lugar, las descripciones de cada personaje y en el momento en que uno va leyendo se va imaginando todos los sucesos y aventuras que habían vivido en cada lugar.
Este texto refleja la historia de un pueblo de la Guajira y diferentes aspectos de este, como son sus inicios muy pobres y con pocos aldeanos y en el que se refleja la personalidad de la gente de la Guajira, tambien la primera planta electrica que hubo en esa poblacion y la bonanza de marihuana que se dio alli.
ResponderBorrarEl texto es muy enredado en su redaccion y no logra captar la atencion de el lector , personalmente si lo veo en un periodico no lo leeria.
Esta historia es bastante detallada, esta muy bien redactada, me gusta la estructura y el lenguaje que ella maneja, por ello deduzco que a simple vista se le nota la investigacion, es bastante completa por asi decirlo. El titulo es unico, llamativo, pero a mi parecer el texto es algo extenso para mi gusto, lo cual puede hacer que el lector tienda a aburrirse rápido. No me queda duda que aqui el genero periodistico que se empleo fue el reportaje.
ResponderBorrarResalto la manera descriptiva del autor de relatar la historia por medio de un lenguaje sencillo, haciéndonos remontar a cada una de las vivencia contadas, reconozco que la historia en principio no me incentivó a seguir leyéndola, pues no logró engancharme como las que ya había tenido la oportunidad de leer, sin embargo a través de ella y de la investigación del autor, pude conocer muchos acontecimientos y lugares que no sabía que existían y que son llenos de historia.
ResponderBorrarJuan David Manotas Escudero
ResponderBorrarMe gustó el hecho de dividir el texto en subtítulos, cada uno nos enseña un aparte de un gran todo. la religión, el aspecto socio-económico, el ayer, el ahora. Aunque es muy buena la narración, el lenguaje usado y agradable la estructura, me quedó como un regero de información en la mente, quedé con ganas de leer una conclusión que sintetizara, más, todas las ideas en una sola.
Este reportaje tiene su toque diferente a los demás que he leído, pues cuenta la historia de un corregimiento de la Guajira, a partir de diferentes historias, que sucedieron a personajes que habitaban en este lugar, alejado desde un principio de otra realidad que vivía el país. Además menciona o destaca como ha sido el progreso en la Junta a través de los años, donde se nota la investigación que realizo el escritor.
ResponderBorrarVa parecer gracioso, pero a penas leí el título de esta historia dije: "La Junta de Diomedez Díaz" que jocosamente, a medida que fui leyendo reafirmé por qué lo había dicho.
ResponderBorrarMe encantó conocer de manera tan detallada este lugar tan majestuoso, que seguramente cuando tenga la oportunidad de conocerlo, lo primero que vendrá a mi mente será " la historia contada por John Acosta en su blog" y recordaré cómo contó y describió a cada uno de los lugares de la Junta.
Sobra decir que fue un excelente trabajo!
KATHLEEN SOTOMAYOR
Este reportaje nos permite conocer y analizar la situación de un pueblo, el cual nos muestra a través de su investigación, la calidad y tiempo dedicado en cada párrafo leído.
ResponderBorrarMe gustó la manera de narrar la historia identificando cada tema con títulos acorde a la narración, y una contextualización al presente deja un sentido de reflexión.
ResponderBorrarSe noto el apasionamiento con que fue escrito esta crónica (Entre risas), nadie más que un nativo y enamorado de su tierra para contarla de una manera tan ¡espectacular!, me gustó mucho que fuera escrita por proveniente de allá, considero que es una de las tantas formas que desde nuestras profesiones, le podemos agradecer a la tierra que nos vio nacer. Se noto que de verdad es ´un querido rincón en la Guajira´.
ResponderBorrarCronológicamente abarca múltiples temas y a la hora de concluir, para mí lo hace de manera “perfecta” dándole la estocada final con una bella y merecida reflexión.
en este reportaje se nota la exelente investigacion y el buen material que enrriquece un texto.al escuchar la junta enseguida hice una semejanza con el cantante vallenato mas grande de todos los tiempos DIOMEDES DIAZ y es entendible porque para muchos es un sitio majestuoso e importante. es una historia que tiene una trama detallada y bien cronologica que hace que te comprenetes con todo el material.
ResponderBorrarATTE: MARIA JOSE RODRIGUEZ
Para empezar, el texto me parece fundamental porque saca a flote lo que se vivió en épocas anteriores como lo fue la esclavitud, considero que el lenguaje que utiliza el periodista es el adecuado: un lenguaje metafórico y florido en donde se enlaza la historia de esta tierra, la sintaxis veo que juega un papel indispensable en el texto ya que las oraciones van una ligada de la otra durante toda la historia, personalmente me agradan los párrafos; son cortos y están enriquecidos de hechos ancestrales, los conectores se hacen presentes. Las palabras que utiliza el periodista para referirse a la Guajira le dan un toque imaginario a lo que cuenta, existe variedad de signos de puntuación, lo que ayuda a que el lector se ubica y vaya tomando pausas en las diversas ideas.
ResponderBorrarEsta crónica indiscutiblemente.Utiliza un lenguaje literario y a la vez metaforico, muy acorde para narrar una historia de un departamento que tiene mucho para contar.
ResponderBorrarAdemas,la descipción detallada y pertinente que posee cada parráfo redactado, Florece y cautiva totalmente la atención y el interes del lector para seguir leyendo mas acerca de esta Historia.
Por: Javier Rosero
ResponderBorrarEl lenguaje se nota mucho más subjetivo e enriquecedor, con respecto al de las entradas leídas en primer corte. La descripción es bastante profunda, detallada e interesante, lo suficiente para encerrar y conectarlo con la lectura. Eso sí, en ningún momento se pierde la estructura periodística, se responde todas las preguntas básicas y se cuenta el relato, sin que la opinión personal perjudique el contenido. Como punto final, se nota la exhaustividad en la investigación, fue sensacional.
A pesar de ser una historia “ladrilluda”, se lee amenamente y se disfruta por los buenos recursos semánticos en la narración. Fue acertado dividir la historia en diferentes momentos partiendo de los lugares y épocas.
ResponderBorrarUna crónica muy sencilla a mi parecer. Estuvo bien dividir los temas porque, aunque son del mismo pueblo (el cual es el tema central), son historias diferentes.
ResponderBorrarTiene un lenguaje sencillo, se lee muy pausada, y es clara en las diferentes historias.
Esta historia deja ver claramente la problemática del pueblo, el cual se deja ver en los grandes hallazgos encontrados en la investigación, de igual forma se tiene que resaltar la narración de esta historia.
ResponderBorraral empezar a leer este reportaje que me traslada a mi hermosa guajira, mi gente, las costumbres,sus historias , es importante resaltar que el lenguaje es sencillo donde el presente y el pasado del pueblo queda enmarcado en diferentes historias,un buen reportaje con una buena investigacion como tal.
ResponderBorrarpor fergie freyle
Es fascinante como por medio de varias historias narradas se logra conocer el pueblo y su surgimiento, me gusto mucho y disfrute cada párrafo por ser tan descriptivo de veras que lograste John transportarme a la Junta .
ResponderBorrarEs fascinante como por medio de varias historias narradas se logra conocer el pueblo y su surgimiento, me gusto mucho y disfrute cada párrafo por ser tan descriptivo de veras que lograste John transportarme a la Junta .
ResponderBorrarde esta manera se logra conocer la historia de un pueblo , logrando atrapar la atencion del lector, permitiendo conocer situaciones pasadas y describiendo cuidadosamente todos los detalles.
ResponderBorrarRicardo haydar
Me pareció una crónica muy extensa, aunque está bien textual izada y escrita de forma sencilla,
ResponderBorrarLo que hace la narración de la crónica interesante y fácil de entender y compenetrarnos de manera rápido con el vivir de la junta corregimiento de la guajira, tierra del cacique Diomedes Díaz, pueblo estabilizado actualmente después de pasar por la época de la esclavitud y la bonanza de la marihuana.
Muy bueno este texto. Desde el inicio, se puede decir que atrapa al lector y logra que comprenda lo que está ocurriendo en ese momento. Se ve que detrás de este texto se encuentra una investigación completa. La forma de segmentar la crónica para relatar diferentes historias, la hizo mas llamativa al leer.
ResponderBorrarLeyder Alvarez
ResponderBorrarUn reportaje, con una investigación que no deja escapar ni el mas mínimo detalle, la forma en la cual el tema fue planteado , le dan la oportunidad al lector de poderse transportar a ese momento, depronto es muy largo y puede aburrir al lector, pero es muy fácil entenderlo.
Los detalles, la precisión, la investigación exhaustiva y la descripción fueron fundamentales en la ejecución de este trabajo tan interesante. Es extensa pero a medida que se va desarrollando la historia logró engancharme a tal punto de conectarme con cada descripción. El proceso y desarrollo de este lugar es increíble, ejemplo de reflexión. Me gusto mucho este escrito refleja un texto que enriquece el espíritu de cualquier ser humano. Excelente y lo felicito profe!.
ResponderBorrarRelamente es agradable cuando por medio de reportaje te enseñan las costumbres y vivencias de las personas en la Guajira.
ResponderBorrarSu lenguaje es claro y describe cada momento haciendo una lectura mas agradable,Porque cuando existe una investigación del tema como este el lector vieja y juega con su imaginacion dentro de la historia.
En este reportaje podemos encontrar como el escritor investigó minuciosamente y se ve en los detalles con los que va narrando la historia, uno puede llegar a sentirse y trasladarse a ese momento en la historia e involucrarse con la narración gracias a esa información tan detallada que nos ofreció el narrador.
ResponderBorrarDan ganas de visitar La Junta.
Muchas veces encontramos numeroso escritos cerca de diversos temas en la vida cotidiana, y de problemas recientes mundiales y de las principales ciudades del mundo, dejando a tras toda la idiosincrasia que tienen algunas colectividades que son ricas de numerosa calidad humana como lo es este pueblito de la guajira. Hay que resaltar el trabajo de investigación y la narración que hace el autor atrapar con su explosión de la escritura en este.
ResponderBorrarAngelinne Silvera
ResponderBorrarEn este texto me sentí muy ilustrada, no solo por las fotografías sino también por los subtítulos de la entrevista diferenciando partes de esta y contextualizándonos mas como lectores, es interesante a través de este tipo de texto conocer aspectos tan importantes como la cultura de un pueblo guajiro que jamás muere en tradición.
A diferencia del otro texto encuentro títulos y fotos. Que el texto tenga estos aspectos nos ayuda a identificar lo que estamos leyendo, aparte las fotos hacen que vayamos mas allá de la imaginación sino que veamos lo que estamos narrando.
ResponderBorrarAparte estoy explorando otra cultura, me gusta conocer nuevas tendencias y esta es la mejor manera.
Después de leer este texto, en mi nacieron las ganas de ir a La Junta. El autor habla de este lugar con tal pasión que logra envolver al lector. Sin duda quedamos extasiados de la historia y las innumerables vivencias que guarda este pueblo para sus habitantes y los que llegan a conocerlo.
ResponderBorrarEn cuanto a la redacción, se puede decir que esto si es un texto de reportaje, porque guarda características del mismo, teniendo en cuenta que la historia lleva una secuencia en fechas y sucesos ocurridos temporalmente según lo transcurrido.
¡Nos vamos pa´ La Junta!
En este reportaje se nota la investigación y sobre todo la importancia de ella para el nuevo periodismo. En mi opinión en los últimos años se ha devaluado al periodismo debido a la falta de indagación.
ResponderBorrarGustavo Cabrera
ResponderBorrarQue bello y enriquecedo reportaje , este tipo de texto son los que hacen que el lector con tan solo leer se transporte al lugar.
El proyecto de investigacion , la recoleccion de datos y el ordenamiento permiten que el reportaje tenga la coherencia y sentido necesario.
Gustavo Cabrera AD
Me pareció un reportaje excelente, a medida que iba leyendo me atrapaba mas la lectura, sobre todo por su lenguaje tan descriptivo. Se iba describiendo el relato de una manera muy clara y algo que me llamo mucho la atención es que fue un reportaje muy bien investigado donde hacía que me imaginara los lugares y circunstancias que se estaban describiendo.
ResponderBorrarAh pesar que fue un reportaje bastante extenso, llegó a ser interesante y muy enriquecedor ya que, narra la historia de la Junta y hace que conozcamos algo que no sabíamos con datos muy puntuales sobre la investigación, que se nota que fue muy buena. También, hace que nos involucremos en los sucesos aunque, no conozcamos el lugar y nos transportemos allá.
ResponderBorrarA TITULO PERSONAL el escrito tipo cronica es exelente deja conocer que existe un lugar donde el cielo se une con la tierra formando un paraiso terrenal eso deja ver el escrito, ademas muestra con detalles las maravillas que se encuentran en esa zona.
ResponderBorrarsuele ser un poco largo no se si es que de momento el autor se apasiono con el tema que no quiere dejar pasar ningun detalle de esta poblacion que sin duda alguna las palabras hay plasmadas quedan sin valor al ver la imagen que esta muetra
Anónimo dijo...
ResponderBorrarA TITULO PERSONAL el escrito tipo cronica es exelente deja conocer que existe un lugar donde el cielo se une con la tierra formando un paraiso terrenal eso deja ver el escrito, ademas muestra con detalles las maravillas que se encuentran en esa zona.
suele ser un poco largo no se si es que de momento el autor se apasiono con el tema que no quiere dejar pasar ningun detalle de esta poblacion que sin duda alguna las palabras hay plasmadas quedan sin valor al ver la imagen que esta muetra
steven sierra niebles
un texto muy bien detallado tanto que casi me senti recorriendo la junta, se nota la pasion y el entusiasmo en la manera de contar y de dirigir la atencion del lectar atravez del desarrrollo del texto una muy buena investigacio y muy buen manejo del tiempo buentrabajo profee
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