Yolima Esther Remón Rico |
No había qué hacer: en definitiva, el destino de Yolima Esther Remón Rico estaría ligado, inevitablemente, a los dulces de Valledupar: ella nació en otra ciudad; apenas terminó el bachillerato, se dedicó a trabajar en una empresa que no producía dulces, sino vitrinas metálicas y, cuando salió de ahí, se puso a vender frutas, no dulces; sin embargo, aunque nunca trató de evitarlo a conciencia, la fábrica de dulces vallenatos siempre la persiguió, desde que tenía tres años, aunque ella terminó, unos 30 años después, no sólo haciéndolos, sino, además, comercializándolos.
De Barranquilla a Valledupar: primer contacto con los dulces
Yolima Esther nació en Barranquilla el 24 de junio de 1970, de padres cienagueros. Cuando tenía tres años, sus padres la trajeron a vivir a Valledupar, donde su abuela, una mujer oriunda de Ciénaga, Magdalena, se abría paso en la vida a dulce limpio: los hacía en fogón de leña y los más apetecidos eran los llamados ‘cortaítos’, que son de leche. La pequeña Yolima Remón terminó la primaria en el barrio Primero de Mayo y en su merienda casi nunca le faltaba un dulce, de sabor variado en cada oportunidad. El bachillerato lo culminó a los 19 años en el Colegio Upar del mismo barrio, en medio del humo que se confundía con el aroma de los dulces de la abuela.
Comerciante, pero no de dulces
Elector Germen Lara y Alyeris Daniel González Santana |
Ahora sí, sus propios dulces
Ya viviendo con Elector Germen, Yolima empezó a vender frutas en la entrada de la sede de la novena de un conocido supermercado costeño. Además de la abuela y del marido productores de dulces, frente al hiper autoservicio sucedieron dos cosas que llevaron a Yolima Remón Rico a abrazar por siempre el negocio de la dulcería. Cerca al supermercado vivía Rita Duque, una instructora del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) cuya especialidad era la repostería: ella tenía un grupo de mujeres que había capacitado en la preparación de dulces. Siempre se acercaba al puesto de frutas de Yolima y le hablaba de la asociación; sin embargo, quien terminó de convencerla a dedicarse de lleno a este próspero negocio fue su pareja, Elector Germen, pues Rita Duque ya había entablado contacto con la afinidad comercial de Elector. Ya tiene más de 30 años dedicada, en cuerpo y alma, a los dulces.
También su nietoUna de sus hijas le dio una gran satisfacción: un nieto aplicado que se quedó a vivir con Yolima, cuando la madre se fue a trabajar a Cartagena. Contrario a lo que pasó con Yolima Esther y su abuela, a Alyeris Daniel González Santana, sí le gustó, desde un principio, lo que hacía la madre de su madre y su abuelastro. Alyeris Daniel, que hoy tiene 22 años, hace deliciosos dulces y es un apasionado por la culinaria. Ya Yolima lo llevó a la convocatoria de ‘Semilleros’ que Rita Duque hizo para los hijos de hacedores de dulces.
20 años participando en la Feria del Dulce Vallenato
Obviamente, Yolima Esther añora que venga, cada año, la Semana Santa. Obvio, es la época
cumbre de su negocio; de hecho, la semana pasada participó, junto con 120 dulceras más, en las capacitaciones que la administración del alcalde Ernesto Orozco Durán dispuso entre las actividades previas a la Feria del Dulce Vallenato ‘Sabores y Tradición’ 2025, que lleva varias décadas realizándose en la capital del Cesar. Ya estas más de 100 mujeres están listas para ofrecer sus mejores productos a propios y visitantes, del 13 al 20 de abril en la plaza Alfonso López y el parque Los Algarrobillos. Yolima Esther Remón Rico tiene más de 20 años recibiendo la satisfacción de atender clientes en esta feria anual.
Publicado en el Semanario La Calle, el 14 de abril de 2024
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