13 nov 2018

“La falacia de las ideas políticas modernas”: última ponencia del año del Café Filosófico Uniautónoma

La educación como vía rápida para la modernización

Por Keller Gámez

Como ha sucedido en los últimos años, la Biblioteca Benjamín Sarta de la Universidad Autónoma del Caribe le abrió las puertas a estudiantes y profesores para que participaran en la última entrega del Café Filosófico del semestre 2018-02.

El director del Departamento de Humanidades, John Acosta, le dio la bienvenida a los asistentes y presentó al ponente del día: Juan Carlos Escalante, un comunicador social y periodista egresado de la UAC, licenciado de Ciencias Sociales, Magister en Filosofía y docente de dicho Departamento, en asignaturas como Globalización y Bioética y Medio ambiente.


La falacia de las ideas políticas modernas

Escalante se enfocó en la postergación de las ideas políticas modernas en contextos sociales, especialmente, el colombiano. Para ello, hizo una pregunta al público: “¿cómo es posible desarrollar y aplicar las ideas políticas modernas en un contexto que no es moderno?”. Para darle respuesta, inició aclarando el concepto de lo que es y consideramos como moderno, basándose en las ideas propuestas por el filósofo Marshall Berman, en su libro Todos los sólidos se desvanecen en el aire.

“Lo moderno siempre ha sido eso, moderno, nuevo, casi único, innovador, lucha contra la normalidad, se acerca a lo perplejo; sin embargo, tiene su propia historia y es un concepto evaluado y revaluado por muchos pensadores. Pero algo que sí es claro es que es dialéctica pura, pues es provocadora de su propio movimiento, es acto y es potencia; encausada a veces por terceros que generalmente no saben a dónde va a parar su propuesta de modernidad”, explicó Escalante, parafraseando lo dicho por Berman.

Además de basarse en Marshall, se apoyó de una reflexión hecha por Jürgen Habermas, donde afirma que: lo moderno es la transición del pensamiento religioso o metafísico al racional.

El contexto en el concepto de modernidad

Lo dicho por los autores mencionados llevó a Escalante a identificar un error abismal que se comete usualmente en Colombia: fundamentar el concepto de modernidad en el pensamiento eurocéntrico, debido a que son contextos totalmente diferentes.

Las condiciones socioeconómicas son distintas, y es un pensamiento utópico creer que estamos al mismo alcance que los países europeos. Si fuese así, tendríamos unos términos definidos en nuestra sociedad: libertad, igualdad, fraternidad, pluralismo, racionalidad; aspectos de los que carecemos y la historia nos lo recuerda constantemente. Por ello, llegamos a confundir lo que es moderno con los avances tecnológicos.

Cuando el ponente lanzó el interrogante: “¿ustedes creen que sus abuelas son modernas?”, un estudiante le respondió sin dudar: “No”. El docente realizó otra pregunta: “¿creen que en algún momento fueron modernas?”; el mismo chico respondió, titubeando un poco: “seguramente”.
Con ese ejemplo cotidiano, Escalante reafirmó que la modernidad está arraigada a la época y el contexto, pero que podemos hablar de ella completamente cuando se es consciente de la importancia de la educación.

La educación en la modernidad

La verdadera falacia que nos aleja de las ideas políticas modernas es el desvincular a la modernización de la educación, pues, de acuerdo a Escalante, sin educación no hay avance y sin éste es imposible definirnos como sociedad moderna. Además, mencionó que va ligado a los valores éticos, algo que se ha perdido con el pasar de los años. Entonces, la problemática yace en la educación de nuestra nación.

Para respaldar su postura, el ponente mencionó la modificación en el sistema educativo colombiano que consistió en el incremento de las horas de inglés, razón por la que se disminuyó la intensidad horaria de asignaturas de ciencias sociales, filosofía, historia, ética y todas las relacionadas con las humanidades, acontecimiento que deja una brecha gigantesca en los conceptos básicos que el estudiantado debe conocer de esas áreas.

Lo anterior sirve como argumento para la creación de espacios como el Café Filosófico: un lugar para el ejercicio de filosofar, y aunque “La falacia de las ideas políticas modernas” fue el último del año, el profesor de la Facultad de Jurisprudencia, Julio César Henríquez, se encargará de la nueva entrega en febrero del 2019. 

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