27 sept 2020

Más de 40 años después de un desprecio amoroso en La Junta, inmortalizado en una canción

 

Juan Manuel Charro Gutiérrez compositor vallenato

Por John Acosta @Joacoro

Juan Manuel Charro Gutiérrez llegó ese medio día a su casa, después de una mañana de trabajo duro en Los Conejos, la tierrita de su familia (como él mismo la llama). Había peleado sol a sol y a machete limpio contra el monte obstinado. Estaba sudado, tostado por los rayos solares, con los brazos arañados por las espinas de los bruscos. Y se encontró con la sorpresa de que unos estudiantes de la Escuela Normal Superior de San Juan del Cesar lo estaban esperando para llevárselo a que les cantara la canción de moda en esos momentos, compuesta por el mismo Charro y que le había grabado su paisano Diomedes Díaz con Náfer Durán en 1976: el merengue Muebles viejos. Era tal el afán de los jóvenes estudiantes, que Charro Gutiérrez no tuvo más remedio que irse así como estaba: sucio y andrajoso. Cuando llegaron caminando a la casa de La Junta, donde estaban bajados los muchachos, se halló con que había un conjunto vallenato esperándolo: caja, guacharaca y acordeón. Solo faltaba él, el cantante. Y les cantó su merengue. Solo hasta ese día se supo en el pueblo cuál era la dama que había despreciado al compositor humillado y, con esa actitud altiva, había inspirado esa canción.

14 sept 2020

Carpa del Hambre: ¿de apropiación de protestas ajenas a cosificación de la mujer?

La carpa del hambre, primero a un lado de la entrada,
esperando el momento oportuno de asaltar la protesta
que había iniciado la Facultad de Ciencias Sociales y
Humanas; después, llegada la oportunidad esperada, en
toda la entrada para apoderares de las protestas y 
entregarlas unos días después por unos altos cargos a 
los líderes sindicales; lo anterior, entre febrero y marzo
de 2018. Y la modelo desnuda que contrataron en 2020

 
Por John Acosta

Después de que los entonces directivos de Sintrauac utilizaran la infame estrategia de la Carpa del Hambre para apoderarse de una protesta masiva, que ellos no fueron capaces de convocar, y negociar con los funcionarios de Ramsés Vargas el fin de ese paro de profesores y estudiantes, a cambio de unos puestos para el presidente y vicepresidente de esa organización sindical en la extinta Sala General (máximo órgano de gobierno de la época de nuestra querida Universidad Autónoma del Caribe), nunca pensamos los empleados y estudiantes, traicionados en ese momento, que futuros directivos de Sintrauac volvieran a mencionar si quiera el nombre de la carpa para no revictimizar a la masa vendida por altos cargos. Lo doloroso es que no solo volvieron a instalar la tristemente recordada carpa, sino que, además, se metieron con lo más sagrado que hemos honrado en la universidad por décadas (la mujer Uniautónoma), al contratar a modelos desnudas para representarla.

9 sept 2020

Huelga en Cerrejón: la verdá pelá

 


Por Gustavo Téllez Abuabara, ex empleado de Cerrejón

Quiero entrar rápido y al grano: no me gustan los sindicatos, debido a que, en nombre de “su” gente, arman el pelero y, después que se acaba la tragicomedia, cuando cierran las empresas, los dejan viendo un chispero ¿y los directivos sindicales...? bien gracias, con su vida ya arreglada.

5 sept 2020

De la cuarentena por el Covid 19 a la libertad


Por Guillermo Mendoza Acosta

No recuerdo cuántos, pero eran bastantes pájaros que tenía en cautiverio en una inmensa jaula de anjeo que yo mismo construí, para aquella época de muchacho travieso en los andares del monte. Solo recuerdo que fue allí, detrás del patio de la casa de la finca El Porvenir, de propiedad de mi padre, debajo de un árbol frutal cuyo nombre científico no he podido encontrar, pero que en nuestro lenguaje lo conozco como 'Toco', que pare una fruta muy parecida a la granadilla, con la diferencia que no la comemos los humanos sino los pájaros frugívoros: le hacen un hueco, le comen todo lo de adentro y dejan el cascarón colgado como un calabacito alumbrador de Calixto Ochoa. 

1 sept 2020

Pediatra, hijo de "Leandrito, el médico del pueblo", cuenta su experiencia con el Covid


Por Roberto Luis Sierra, pediatra

Luego de más de 40 días hospitalizado, confinado en una cama, fui enterado al final de esos 40 días, que pasé 29 en UCI, en estado de coma inducido, lo que significa, para los que no saben, que no me di cuenta de nada de lo que estaba ocurriendo con mi estado de salud, ni mucho menos con lo que sufría mi familia durante todo este tiempo.

Solo unos días antes de que yo entrara a UCI, fui testigo de la enfermedad y, luego de la muerte de mi mentor profesional, de mi ejemplo de vida, mi papá, Leandrito Sierra -el médico del pueblo-, no se imaginan la impotencia que, como médico, sentí: verlo sufrir sin poder hacer más por él, porque yo también estaba enfermo; este dolor se me incrementó al conocer su fallecimiento y al no poder salir de la clínica para acompañarlo hasta su última morada. ¡Qué soledad tan grande su sepelio!, cuando vi las imágenes que me llegaron de La Junta, donde la gente, por la lógica precaución del Covid, se abstuvo de acompañarlo masivamente. Sé que muchos de los que no asistieron, lo hicieron de corazón, con sus lágrimas, oraciones y pensamientos. Por ello, les quiero agradecer a todos, en nombre de mi familia, por la solidaridad expresada a mis hermanos, tanto por la muerte de mi papá, como, luego, por mi estado delicado de salud.