Por John Acosta
Héctor Olimpo Espinosa Oliver fue gobernador del Departamento de Sucre entre 2020 y 2023. Durante un acto político en Montería, oficializó su aspiración a la Presidencia de Colombia y explicó que su candidatura será sometida a una consulta interpartidista programada para marzo de 2026. Dentro de ese propósito, Espinosa Oliver estuvo en Valledupar, donde lo entrevistó el autor de Comarca Literaria, quien, además, es periodista del Seamanrio La Calle.
¿A qué se debe su visita a Valledupar?
Estamos en un proceso de conexión con el ciudadano para contarle a Colombia, a Valledupar, al Cesar, que es posible un país diferente, una Colombia diferente, pero para poder tener esa Colombia y ese país diferente se requiere un líder diferente, que huela mucho más a región, que entiendan los problemas desde la base. Yo tengo una historia de vida distinta, diferente. Tengo 43 años y he estado en los tres niveles de gobierno: he sido alcalde, he sido gobernador, he sido viceministro.
He estado muy cerca de los problemas, soy un hombre de resultados prácticos, me gusta sentar a los diferentes sectores, escucharlos y generar unos acuerdos para poder salir adelante. Colombia requiere un cambio de verdad, una solución mucho más práctica de sus problemas, hacer que las cosas sucedan, generar transformación social. Y eso no es con cuentos, es con realizaciones, con proyectos, trabajando con método, con gerencia, haciendo que las cosas sucedan porque si no, nos quedamos como La casa en el aire, del maestro Escalona.
Hay una enorme polarización en el país: la derecha, la izquierda, el centro. Dentro de ese espectro, ¿dónde se ubica usted?
Hombre, yo creo que el liberalismo es el antídoto para la polarización porque no es una ideología, no es un dogma: son unas reglas. Y nuestra defensa es la de la democracia liberal de occidente. ¿Y qué es la democracia liberal? Unos principios básicos. Lucha por las libertades públicas, por los derechos individuales, libertad de prensa, elecciones periódicas, gobierno limitado, economía de mercado e iniciativa privada, con intervención del Estado hasta a donde sea necesario. Tridivisión de poderes, ejecutivo, legislativo, judicial, colaboración armónica de los poderes públicos, una agresiva política social para cerrar brecha y construir igualdad y una agresiva política de estado para incentivar la iniciativa privada. Esa es la democracia liberal, que es el equilibrio que nosotros buscamos en Colombia y los extremos nos niegan ese equilibrio.
Nos niegan la posibilidad de generar algunos acuerdos básicos para poder pasar esta página de la y la violencia y concentrarnos en una nueva época para Colombia. Nosotros, los liberales, somos el antídoto para la polarización. Tú me preguntas, ¿pero tú eres de derecha o de izquierda y de centro? Yo ni sé, yo soy liberal, yo no sé si a usted le parece que lo que yo acabo de decir es de izquierda o es de centro o de derecha, no sé, no tengo ni idea, porque no me quiero meter en ninguna de esas cuadrículas. Eso para mí son unos establos y no me gusta encerrarme en un establo. Qué quiero: decir que tengo unas ideas. Sí, seguramente les gustarán a unos y a los otros y otros no, pero son mis ideas con las que yo siento que se puede transformar Colombia.
En estos momentos, hay una dicotomía en el Cesar dentro del Partido Liberal: se queda Carlos Felipe Quintero para repetir curul a la Cámara o ponen al Mello Castro para que lo reemplace ¿Cómo ve un candidato nacional a la Presidenciaesa estas diferencias regionales?
El desafío de los partidos es lograr reunir al interior de ellos el mayor número de equipos y de personas que piensan como los partidos y son afines y desean estar ahí. Los partidos deben tener una gran puerta de entrada y una muy pequeña puerta de salida. Un portón así de grande de entrada y la la puerta de salida debe ser así pequeñita. O sea, el oficio de un jefe de partido es procurar crecer Y las decisiones que tome la dirección del partido para que el partido crezca en el Cesar serán las decisiones sabias. No son decisiones de exclusión, son decisiones de inclusión.
Ojalá el partido pueda crecer en las próximas elecciones. Yo tengo una buena amistad con el representante actual: Carlos Felipe Quintero ha hecho crecer el partido aquí. Espero que él, con el presidente Gaviria, tengan la sabiduría de seguir haciendo que el partido crezca en la región y que pueda estimular nuevos liderazgos para que el partido vuelva a ser la gran colectividad que fue en el pasado.
¿Esa especie de rifirrafe que hubo en la convención liberal ya fue superada dentro del partido?
Ese cuento yo me lo sé. Hay gente que se deja embarcar en eso. Mira, yo fui Juventudes Liberales. Estuve en el grupo que recibió a (César) Gaviria cuando llegó de la OEA para que fuera director del partido. Le ayudé a (Horacio) Serpa a coordinar sus campañas presidenciales, a (Rafael) Pardo, a (Humberto) De la Calle, a (Rodrigo) Rivera, a toda la gente del partido en su momento. Fui Secretario General de mi partido durante cuatro años y medio. ¿Qué quiere decir? Yo fui representante legal y político del partido en Colombia. Coordinaba la actividad política y administrativa del partido. La historia siempre ha sido que se genera como una rebeldía interna en contra del presidente Gaviria. Apenas llega al evento, le ven la cara al presidente y se acaba.
Entonces, ya yo sabía lo que iba a pasar. Hicieron un ruido y llegaron a la convención de Cartagena y el presidente Gaviria aplastó porque él tiene un liderazgo natural al interior del partido. La gente lo respeta. No han logrado conseguir un líder que les dé la tranquilidad a la mayoría de los dirigentes regionales. El presidente, de todas maneras, tiene una jerarquía, ha sido una persona muy importante para Colombia, un hombre que transformó la economía de este país. Y hay unos que se dejaron enredar en ese cuento, yo sí, yo sabía lo que iba a pasar: hacen una bulla, amenazan y llegan y cuando le ven a la cara al presidente todo se se resuelve.
Ahora, el partido tiene la responsabilidad de generar una incubadora de liderazgo, de nuevos liderazgos para la transición que, con el tiempo, terminará siendo necesaria en algún momento, pero, en este momento, el presidente tiene un liderazgo muy consolidado en el partido.
¿Qué ha pasado con los otros expresidentes dentro del partido? ¿Por qué siempre queda Gaviria? ¿Por qué uno ve, por ejemplo, el presidente Ernesto Samper?
Lo más fácil en un partido político es, cuando uno no le gustan las decisiones, irse a hacer la política en otra parte. Lo más difícil es quedarse adentro, dando la pelea, apelando a la persuasión, al liderazgo para poder generar las mayorías y tomar decisiones o las estrategias para generar acuerdos. Entonces, lo de las desaveniencias con el presidente Gaviria, pienso que ha hecho que se alejen algunos en vez de intentar internamente de desanjar las diferencias y los problemas. A mí me parece un error, pero cada quien hace la política acorde a su temperamento. Ahora, La relación entre expresidentes en Colombia no es pacífica.
No sé qué pasa porque yo no he sido expresidente, voy a ser expresidente. Cuando sea expresidente le cuento. Pero algo pasa ahí en el ego de las personas que hace que les cueste mucho trabajo tener una relación cordial. Mire lo que pasa en Colombia. En la Constitución del año 91 se creó la Comisión de Relaciones Exteriores de la que hacen parte todos los expresidentes de Colombia. ¿Sabe cuántas veces se han podido reunir? En 34 años, no se han reunido los expresidentes en vida de Colombia ¡nunca! en la Comisión de Relaciones Exteriores porque, al final, la política de relaciones exteriores de un país son los intereses nacionales, que esos intereses no tienen color político.
Entonces, no poder unirse unos expresidentes todos en una mesa a tratar de que Colombia acierte en su política exterior a favor de los intereses nacionales, deja mucho qué desear. Estos señores expresidentes tienen que ponernos el ejemplo a nosotros.
Uno ve en otros países como en Estados Unidos, por ejemplo, que los presidentes terminan su período y ya no se vuelve a saber de ellos. En Colombia es al revés: el ex presidente goza de liderazgo vitalicio y de reverencia como máximo líder...
Creo que la apreciación que tienes no es exacta. Porque Barack Obama es expresidente y es muy activo en la política americana. Y Donald Trump es expresidente y más activo en la política americana. Ahora, a mí me gustó ver, por ejemplo, en el funeral de Jimmy Carter, recientemente, donde, a pesar de las diferencias, fueron todos porque era un un funeral de estado. Todos los expresidentes ahí: Obama, Trump, Bush, Clinton. O sea, y y en plena calentura política americana, con tanta conflictividad política que hubo en los Estados Unidos, pero entendieron que había un asunto de estado superior a sus partidos, superior a sus intereses, superior a sus sus desavenencias: estaban todos sentados ahí, ¿usted vio las imágenes? Todos sentados ahí. No hemos visto una imagen de esas en Colombia.
No la hemos podido ver. Hombre, ojalá los expresidentes que están con vida logren sentarse porque la experiencia es la madre de todas las ciencias y tienen muchas cosas que enseñarnos por el bien de Colombia, pero juntos. Los ex presidentes de Estados Unidos fueron muy activo en las elecciones recientes; tanto Barack Obama como el mismo Joe Biden. Bill Clinton fue muy activo, atmbién, en la elección de Kamala. Todos muy activos. Yo vi los discursos de Clinton en el Congreso demócrata y, realmente, están activos, están muy activos en la política. Yo pienso que, al final, la política es una vocación de vida. Sí. Eso es un bicho que a uno lo pica y eso no se le pasa.
Entonces, ellos van a seguir opinando y participando cada quien a su manera. Carter, hasta hasta el último minuto de su vida, se dedicó a su la Fundación Carter a trabajar por la paz del mundo y por la inclusión y la igualdad. Barack Obama sigue haciendo activismo político en los Estados Unidos y, así, cada quien tiene su perfil. Lo que sí debemos entender es que hay un interés nacional por encima de cualquier tendencia política y ellos, en Colombia, deberían darnos un ejemplo de convivencia. En un país que queremos construir en convivencia y paz, no podemos tener ese grado de conflictividad entre líderes tan importantes de Colombia.
La regionalización es un tema que también le interesa a usted y, sobre todo, la del Caribe.
Tú eres periodista de La Calle. Pero La Calle tiene un director y tiene un propietario, me imagino. O propietaria, no sé. Y tú estás aquí, en esta entrevista conmigo, preguntándome lo que quieras. Tú no le estás pidiendo permiso al director o al propietario para ver qué me puedes preguntar. Tú no eres independiente, pero eres autónomo en esta entrevista. No eres independiente, porque haces parte de La Calle, pero eres autónomo. Tienes autonomía para preguntar para enfocarte en los temas. Eso es lo que tenemos que construir nosotros en Colombia, que las regiones tengamos autonomía para resolver nuestros problemas de transporte, de empleo, de educación, de salud, nuestros problemas de infraestructura, nuestros problemas de productividad, pero mientras que sigamos con tanta concentración en el gobierno central va a ser muy difícil. Ahora, nosotros no estamos pidiendo nada nuevo. La Constitución del año 91 resolvió el problema.
Veníamos de un estado confesional y centralista de la Constitución de 1886. Y en la Constitución de 1991 llegamos a un estado no confesional y unitario, pero descentralizado. Y dijo la Constitución: "Colombia se constituirá en regiones autónomas emulando el modelo español". Le dejó al Ejecutivo y al Legislativo el desarrollo y no ha pasado nada. Ahora vamos a construir la autonomía del Caribe. Vamos a ir el 8 de marzo a un gran referendo por el Caribe. Toda la gente de la región Caribe, a votar a favor de la región autónoma del Caribe. Seguiremos haciendo parte de Colombia, no vamos a ser independientes, pero sí autónomos. ¿Para qué? Para poder tener más capacidad para resolver nuestros problemas.
Porque nosotros tenemos unos hechos regionales que trascienden el departamento; por ejemplo, si queremos construir el transporte multimodal del Caribe, la ruta del tren, desde Maicao hasta Montería, ¿eso es un hecho departamental o municipal o regional?: es regional. Si queremos construir la ruta turística garciamarquiana, desde Barrancas, La Guajira; Aracataca; Barranquilla; Cartagena; Sincé, Sucre; la vida de García Márquez es el Caribe, su vida y la de su familia no es departamental, es regional.
El desarrollo del turismo del Caribe es un turismo cultural, un turismo de naturaleza, un turismo de sol y playa, un turismo de aventura. ¿Es departamental, municipal o regional?: es regional. Entonces, uno sabe que somos una ecoregión, que tiene una unidad sociocultural, geográfica, económica, laboral, ambiental; es decir, hay hechos que son regionales, no son ni municipales, ni departamentales. Necesitamos una entidad que lo gestione porque, por ejemplo, el alcalde de Valledupar aparece todo el día pensando en sus problemas locales de servicios públicos, sus problemas de seguridad, de transporte, de educación, de salud. Pero no aparece pensando en los problemas de la región. Porque trasciende su competencia. Que necesitamos a alguien que esté pensando como región. Y esa es la Región Autónoma del Caribe, emulando el modelo de las regiones autónomas españolas. Pero ya no solo del Caribe, también Antioquia y el Eje Cafetero quieren una región autónoma y el Pacífico quiere una región autónoma. Y los santandereños quieren una región autónoma y la Orinoquía y la Amazonía quieren una región autónoma. El centro también quiere una región autónoma.
¿Cómo podría cerrarse esa enorme brecha regional entre el centro del país y la periferia?
Es necesario crear una gran zona franca en el Caribe y en el Pacífico, con tarifa preferencial de renta y de IVA, régimen aduanero especial, ventanilla única de trámites para que se vuelva atractivo para las empresas del mundo y del interior venir a sentarse aquí en este territorio a generar riqueza, empleo, transferencia de conocimiento para cerrar la brecha regional que existe entre Caribe, Pacífico y Zona Andina. El Caribe y el Pacífico tienen un 20% de pobreza multidimensional, mientras que la Zona Andina apenas tiene un 10%; además, hay un 65% de informalidad en el Caribe y en el Pacífico, aoenas un 40% en la Zona Andina; o sea, la pobreza está acumulada en la costa Pacífico o costa Caribe, que son regiones en donde debería estar la riqueza, porque ahí donde está la ventaja estratégica de nosotros como territorio, que es la salida a dos mares: al océano Atlántico o al océano Pacífico. Pero ahí está acumulada, paradójicamente, la pobreza porque este país creció al revés. Y eso no es a punta de proyecticos: 'no, que que deme el colegio y la vía y tal'.
No, así no resolvemos los problemas grandes. Los problemas grandes se resuelven con propuestas como la que le acabo de decir: una zona económica exclusiva para el Caribe, para el Pacífico, que sea una gran zona franca para que, desde la política macroeconómica, se empiece a cerrar brechas, pero no es a punto de proyecticos, no lo resolvemos así.
¿Qué hacemos con esta seguridad que nos carcome?
El desafío en materia de seguridad hoy es diferente al que fue en su momento el de la seguridad democrática. Hoy no solo es militar. Hoy hay unos desafíos en materia de fortalecimiento de la justicia: que nuestros fiscales y nuestros jueces tengan capacidad de reacción, respuesta, que tengan más inteligencia y capacidad de investigación; que nuestras cárceles salgan de las ciudades y queden en territorios aislados, donde la gente se pueda aislar y resocializar y no queden del infierno desde las cárceles. O sea, una justicia que funcione, que sea más efectiva. La seguridad de Colombia hoy pasa por el fortalecimiento de la justicia.
Fortalecer la justicia, que la norma atienda más al ciudadano que al delincuente, que la norma atienda más a la policía, a la fuerza pública que a la banda criminal. Porque tenemos un regla de impunidad: de cada 100 delitos, el 93 quedan impune. Y por eso, a usted lo atracan y, al día siguiente, está el tipo en la esquina. Por eso, con las invasiones a la propiedad no pasa nada; por eso, extorsionan a la gente y no pasa nada; por eso, la chica que la están acosando, violentando, va y no encuentra quien la proteja.
Y eso tenemos que superarlo en Colombia para que este país prospere. La seguridad hoy en Colombia pasa por el fortalecimiento de la justicia, que es la mamá de la seguridad. La integralidad pasa también porque podamos hacer proyectos de inclusión social para prevenir violencia: escucha, diálogo, orientación psicosocial, inclusión productiva. Pero todo esto es posible si la justicia opera. Créame. Lo militar se necesita, la inclusión social se necesita. Pero si la justicia no es eficaz y el que delinque no tiene certeza que va a tener una sanción, el estado pierde la capacidad para cuidar al ciudadano. Y es ahí donde tenemos que concentrarnos y priorizar la agenda política de Colombia.
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