La mojarra sudada no sabe
igual si se come con papa cocida. Eso lo sabe muy bien la señora Miriam
Fonseca: “Eso no pega”, dice, pero, de todas formas, se retira de la mesa con
el pedido extraño del cliente. Ella tiene más de 60 años de estar atendiendo turistas
en el mismo restaurante de tablas de Puerto Colombia. Lo que pasa es que ese
día no había yuca y el cliente no podía comer fritos. Ella no tuvo otra
alternativa: le trajo el pescado guisado con sus trozos de papas al vapor. Sin
embargo, eso era lo que menos le preocupaba. El gran problema es la merma
considerable de visitantes que llegan al sitio. Casi nadie quiere ir a ver
morir el agonizante muelle de Puerto Colombia.
22 jun 2015
12 jun 2015
Renacen los Cafés Filosóficos en la Universidad Autónoma del Caribe
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Los profesores Arturo Barros y Harold Ballesteros filosofan con los estudiantes, al calor de un tinto |
Por
Arturo Barros Ortegón
A lo largo de la historia, las
personas siempre han buscado lugares y oportunidades democráticas de
expresión, a través de los cuales podían
manifestar, de manera libre y espontánea, sus ideas, pensamientos, e intencionalidades
acerca de los más diversos temas, tanto los vitales y esenciales de la vida,
como también de los más superficiales y frívolos. Desde la antigüedad, se entendió y se elaboró la
filosofía a partir de su carácter
teorético, contemplativo, es decir, dirigido más al conocimiento teórico que a
la acción o a la práctica. Fue a partir
de Marx cuando se comienza a aterrizar la filosofía haciéndola más accesible al
común de los mortales, y si no, al menos, que tuviera una utilidad práctica en
la vida real.
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