Por
John Acosta @Joacoro
El soldado Eldivier Enrique Oñate
Gutiérrez, a quien apodan El Neno, vio que su amigo y compañero en armas se le
acercó sonriente esa media mañana. “Lanza, mi Mayor me preguntó si yo sabía
dónde queda La Junta, como que quieren ir a visitar a Diomedes Díaz”, le dijo
el soldado Carlos Andrés Maestre, hijo de Juan Maestre, el administrador de unas de las
fincas de El Cacique. El soldado Oñate se sintió regocijado porque su Mayor del
Ejército quería conocer el pueblo de sus entrañas. Al poco rato, regresó el
mismo soldado Maestre, pero con cara de tragedia. “Lanza, no van a visitar al
Cacique, lo van a capturar”, le dijo. Entonces, entendieron que todos esos
andinos (cachachos, le decimos en el Caribe colombiano) que habían llegado bien
armados y vestidos de civil la noche anterior al Batallón Rondón, de la
población de Buenavista, en La Guajira, tenían la misión de llevarse preso a
Diomedes Díaz. “Pero se van a jodé porque ya es que voy a llamar a que lo
pongan en alerta”, le respondió el soldado Oñate a su amigo. Y se arriesgó a ir
a la oficina de Telecom a realizar la llamada de larga distancia.
Luis Alfredo Sierra, en la F-100 que sí sopla |
El Diomedes Díaz de la novela y el real, en su época de fugitivo |
Y se montó el operativo de
alerta inmediatamente. Una persona iba y venía en una moto desde la salida de
La Junta hasta la entrada de la cabecera municipal, San Juan del Cesar, a
vigilar si venían los hombres armados, vestidos de civil. Como para la época
todavía no existían los celulares, la persona tenía que llamar al teléfono fijo
de Luis Alfredo, avisarle y Luis Alfredo llamaba a Diomedes Díaz. Cansado de
esperar el santo y seña del informante, el hombre de la F-100 se durmió a las
siete de la noche tratando de dormir a su hija. El informante se cansó de
marcarle al fijo y, en vista de que no le contestaban, llamó a una vecina:
Fanny Vergara mandó a que le tumbaran la puerta a Luis Alfredo Sierra porque al
otro lado de la línea le gritaba una voz desesperada diciéndole que era
urgente.
Eldivier Oñate, cuando soldado y ahora |
Así pudo Diomedes Díaz
escaparse de ser capturado. Al día siguiente, La Junta y Carrizal se llenaron
de soldados y policías que buscaban al Cacique fugitivo. “Mi casa me la
revisaron de arriba abajo”, recuerda Luis Alfredo. “Una vez me encontré con
Elver Díaz, el hermano de Diomedes, y la vieja Elvira y me agradecieron que les
avisara; yo no pensé que ellos supieran que fui yo”, recuerda Eldivier Enrique,
El Neno. Por supuesto, el libretista de la novela sobre Diomedes Díaz tiene
todo el derecho del mundo de fantasear con este hecho.
Tampoco es cierto que Diomedes
Díaz haya ido a refugiarse bajo el amparo de El Gavilán Mayor, como era
conocido Raúl Gómez Castrillón, el personaje real que, supuestamente, es
interpretado en la novela por El Pluma Blanca o El Rey de La Guajira. La
familia de Gómez Castrillón, el personaje real, protesta por el personaje da la
novela: “Mi tío no fue ‘guache’ ni vulgar, fue un hombre de paz y parrandero.
No hay derecho que se dañen los recuerdos e imágenes”, le expresó Luz Yenny
Gómez, sobrina del ‘Gavilán’, al periódico guajiro El Diario del Norte. No obstante,
el mismo informativo admite que El Gavilán real “satisfacía los gustos de los
amigos y personas que se encontraran a su alrededor, compartiéndoles licor,
comida, mujeres y lujos. Sí usaba un arma de protección, pero jamás la disparó”. Incluso, hay una anécdota que cuenta cómo Raúl Gómez, en una discusión con otro contrabandista de La Guajira sobre cuál de los dos tenía más plata, manda a bajar de su campero una caja de Marlboro llena de billetes de 100 dólares: les vacía dos botellas de Old Parr y los quema. "Ahora hágalo usted", cuentan que le dijo El Gavilán a su oponente. "No, señor, con lo que he visto no tengo ánimo ni para romper las botellas. Y es que ya me voy de aquí, no sea que termine animándose para quemarme a mí también, cuentan que le respondió el contrincante.
Es posible que el libretista
haya creado El Pluma Blanca de la novela con una suma de varios personajes reales, contrabandistas y marimberos de los turbulentos años 70 y 80 de La Guajira
indomable. En todo caso, lo que siempre se decía en la etapa fugitiva de
Diomedes Díaz es que él era custodiado por paramilitares. “Eso no es cierto.
Nosotros mismos lo cuidábamos, lo llevábamos de un lugar a otro”, afirma Luis
Alfredo. Los junteros aseguran que El Cacique se refugió en sus fincas de la población de Badillo, donde siembran arroz.
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