26 feb 2018

Silvia Gette y Ramsés Vargas: harinas del mismo costal


Por John Acosta @Joacoro

Ramsés Jonás Vargas Lamadrid llegó a la Rectoría de la Universidad Autónoma del Caribe con la misión que todos apoyamos desde un principio: recuperar a esta querida institución del lastre financiero y de reputación en que la dejó sometida la anterior rectora, Silvia Gette Ponce. La misma sociedad barranquillera rodeó este loable propósito y confió también en la gestión que emprendía Ramsés Vargas. Incluso, en estas mismas páginas de Comarca Literaria se publicaron varios textos de apoyo al nuevo rector. Yo mismo redacté y publiqué varios artículos de adhesión al enorme reto que asumía Vargas Lamadrid. Lamentablemente, con una profunda decepción, hay que reconocer que Ramsés Jonás nos traicionó a todos: no solo fue inferior al monumental potencial que tenía por delante, sino que, además, desvió el camino, hizo el retorno para regresarnos a las oscuras épocas en que nos había sumido Silvia Gette Ponce.


Este era el monumento que Mario Ceballos tenía en la
plazoleta de la universidad
Ramsés Vargas resultó ser un desastre para la Universidad Autónoma del Caribe, igual que su antecesora, Silvia Gette; sin embargo, veo con mucha preocupación, que algunas personas añoran ahora la funesta administración de Silvia Gette a la cabeza de nuestra querida Institución. Precisamente, Ramsés Vargas llegó como el alma salvadora. Lo que pasa es que aquí aplica perfectamente el dicho de que resultó ser peor el remedio que la enfermedad. En el mando de Silvia Gette también hubo problemas de no pagos; es más, ahí fue donde inició este mal asunto. Los pagos eran quincenales y ella llegó a demorarse más de tres quincenas para pagar. Precisamente, en vista de que se estaba demorando en los pagos, ella fue quien puso la modalidad de los pagos mensuales. Hoy, bajo la administración de Ramsés Vargas, los docentes tuvimos que vernos en la obligación de protestar públicamente porque nos deben más de cuatro meses de salarios, además de que no nos pagan las prestaciones sociales.

La estatua de Mario Ceballos que Silvia Gette instaló en la
plazoleta y la remodelación que Ramsés Vargas le hizo al
mismo sitio
A mí, particularmente, me pareció exagerada la actitud que asumió Gette Ponce frente a la adoración de la imagen de Mario Ceballos Araújo, el fundador de la Universidad Autónoma del Caribe. Creo que lo hacía (y así se lo comenté a varios amigos en su momento) para poder robar como lo hizo, sin levantar sospecha alguna. Primero, instaló la estatua del fundador en la plazoleta de la Universidad; y para colocarla, quitó una imagen en bronce que simbolizaba a la Alma Máter y que el propio Mario Ceballos había puesto en ese mismo sitio: la figura de la mujer daba la bienvenida a quienes ingresaban a la Universidad por la calle 90, hoy entrada principal.

Además de la nueva estatua del fundador, Silvia Gette Ponce colgó un inmenso cuadro (creo que era un óleo), con la imagen de Mario Ceballos en la recepción del edificio administrativo. También instaló un busto gigante en la entrada de la calle 46; este busto ha sido de lo poco que ha respetado Ramsés Vargas en su afán para demeritar la figura de don Mario Ceballos Araújo como el fundador de la Universidad Autónoma del Caribe e imponer la del padre de Ramsés Vargas (Eduardo Vargas Osorio) como el fundador. No hay que olvidar que Silvia Gette le construyó un imponente mausoleo en el cementerio donde Mario Ceballos está sepultado. Aún quedan en algunos salones y oficinas lejanas los cuadros que Silvia Gette Ponce mandó a colocar en todos los rincones de la Universidad, con una foto a color de Mario Ceballos. Mejor dicho, como dice el popular refrán: bueno es culantro, pero no tanto. Y lo peor es que todo ese sospechoso culto a la personalidad, alrededor del difunto fundador, salía de los recursos de la Universidad.

Tanto Silvia Gette como Ramsés Vargas sacan pecho
porque ambos trajeron a presidentes de la República a las
instalaciones de la Universidad
La cafetería de la universidad estaba a cargo de un hermano de la rectora, que no pagaba arriendo, ni servicios públicos; es decir, por más increíble que parezca, en vez de recibir dinero por el alquiler de los locales de la cafetería, la universidad tenía que pagarle la luz y el agua al arrendatario. Ramsés Vargas remodeló el sitio y construyó varios locales que, en principio, dio en concesión a reconocidas cadenas de alimentos y bebidas, lo cual no era malo; sin embargo, poco a poco, esas reconocidas marcas se han ido retirando y devolviendo los locales y, en su reemplazo, han aparecido nombres nuevos en esos espacios. Hay sospechas de que esos distintos sellos son de la misma familia de Ramsés Vargas o de allegados suyos; es decir, también en esto se parecería a la administración Gette Ponce.

No hay que olvidar de que la detestable modalidad de poner a toda su familia en la Sala General y el Consejo Directivo, la inició Silvia Gette. Era la diabólica manera de lograr que nadie la controlara. Pues bien, Ramsés Vargas hizo lo mismo.

Ambos consiguieron condecoraciones del Congreso para la
Universidad Autónoma del Caribe
Ambos, tanto Silvia Gette como Ramsés Vargas se jactan de haber traído presidentes de la República a la Universidad, de haber conseguido condecoraciones del Congreso: Gette, en la conmemoración de los 40 años de fundada nuestra institución, trajo a Álvaro Uribe; y Ramsés, diez años después, en la fiesta de los 50 años, trajo a Juan Manuel Santos. Lo cierto es que en los dos casos, los docentes y demás empleados de la Universidad vimos cómo corrían ríos de dinero para estos gastos, mientras nosotros sufríamos buscando quién nos prestaba para comprar los alimentos diarios para el sustento de nuestras familias, pues tanto Silvia como Ramsés se demoraban en pagarnos los sueldos.

Lo único que haría la diferencia en las dos
Arriba, una de las cafeterías de la era de Silvia Gette;
abajo, las remodelaciones de Ramsés Vargas
administraciones es que a Silvia Gette se le imputan algunos crímenes ocurridos antes y después de llegar al cargo, mientras que a Ramsés todavía no. Algunos piensan que, si el Estado no actúa pronto en lo concerniente a la crisis actual de la universidad, puede ocurrir algo lamentable; de hecho, hace poco, once desconocidos se infiltraron dentro de la Universidad e intentaron agredir a unos estudiantes que se disponían a realizar una protesta. Lo curioso es que los infiltrados entraron sin carnet en una época en la que los directivos de la universidad habían intensificado las medidas de control para el ingreso a las instalaciones del claustro académico. Aún se esperan las explicaciones por parte de los directivos. Además, los estudiantes y docentes líderes de las movilizaciones se sienten amenazados, pues los guardaespaldas de Ramsés Vargas han estado tomando fotos en las manifestaciones.


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