31 may 2019

Jóvenes derrochan talento, ingenio y creatividad en Gala Cultural de Uniautónoma


Por María Gabriela García Ricardo

Los estudiantes de primer semestre de nuestra universidad Autónoma del Caribe ven la asignatura obligatoria (transversal) Deporte y cultura. Ellos tienen la opción de escoger entre varias disciplinas deportivas o entre varios cursos culturales. Al final de cada semestre, en la Gala Cultural, los jóvenes muestran todo lo aprendido en danza, teatro, coro y música. Es la primera vez que los jóvenes se presentan en un escenario. Para ello, invitan a sus familiares y amigos.



Danza

La Gala Cultural del 30 de mayo de 2019 fue muy provechosa para todos, tantos participantes como el público. La danza aporta en la formación del estudiante a través de elementos como la prevención de enfermedades, el fortalecimiento de valores, y sentido de pertenencia e identidad.  Es un arte donde se utiliza el movimiento de las partes del cuerpo, generalmente con música, como una forma de expresión y de interacción social con fines de entretenimiento, artísticos o religiosos.

Se presentó la danza Corre, corre, morenita, al son de la tambora, instrumento que hace parte de las tradiciones ancestrales de los pobladores del cruce de los departamentos de Magdalena, Cesar y Bolívar, tierras originalmente pobladas por los chimilas y malibúes.

También se pudo apreciar la armonía de la danza Mapalé sabroso. El Mapalé es un ritmo afrocolombiano de danza. Su nombre proviene del pez teleósteo Cathorops mapale, “cuyos movimientos muy rápidos fuera del agua, en la playa, se comparan con la agilidad y fuerza de quienes danzan”, cita Wikipedia a Juan Daniel Taboada y a Daniel Pardo, en la obra Mapalé, un pez fuera del agua, publicado en 2010.

La puya es una danza callejera, conocida en los departamentos del Cesar y Magdalena, desde 1885, como expresión regional de ambiente fiestero, con movimiento en las caderas, moderado y rítmico. Se baila con parejas sueltas y, generalmente, carece de coreografía. Las actitudes, tanto de mujeres como hombres es de vivacidad. Un grupo de jóvenes estudiantes hicieron vibrar a los asistentes con este baile.

Se disfrutó, además, de la danza Son de negro. El Son de Negro es un aire musical folclórico originario del Caribe colombiano. Este género proviene, específicamente, del "eje musical del Caribe occidental". Es un ritmo alegre y fiestero que hace parte de la idiosincrasia costeña y de los carnavales.

El último grupo de danza que engalanó la mañana cultural en el Salón Principal de la Casa de Eventos Casa Club Caribe fue Prende la vela. Cuentan que “en uno de tantos viajes, en la población de María La Baja, (Lucho Bermúdez) conoció cómo se organizaba la cumbiamba por la comunidad negra y allí mismo viendo a una negra llamada María Isabel bailando con los pies descalzados sobre la arena tuvo la inspiración para su primer éxito llamado Prende la vela”, dice Wikipedia.

Teatro


El teatro busca que el estudiante sea creativo, analice el entorno y fortalezca su capacidad de trabajo en grupo, elementos fundamentales para un futuro profesional. Este representa historias actuadas frente a los espectadores o frente a una cámara, usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido o espectáculo.

Un grupo de estudiantes, que escogieron esta disciplina, presentó un ejercicio teatral de algunos capítulos del libro La tía julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. No podía faltar la cuota de la literatura colombiana: se presentó una adaptación de la novela La rebelión de las ratasde Fernando Soto Aparicio. Otro grupo hizo su propia versión de la misma obra y la tituló Maldito ratonero.

Psicópata en serie fue otra obra dramática que los asistentes vivieron con intensidad. La visión de los jóvenes estudiantes sobre la justicia en Colombia, la expusieron con el ejercicio teatral que llamaron El Juicio. Las artes histriónicas también se vieron reflejadas con la obra El calato, que representó otro grupo de talentosos jóvenes.

Los profesores cargo del área de cultura de la asignatura Deporte y cultura son Mónica Chiquillo y Jorge Pedrozo, a quienes los estudiantes le agradecen siempre la dedicación de todo el semestre y el esfuerzo para el éxito total del evento donde se muestra lo aprendido en clases.


Canto

La música ayuda al estudiante a fortalecer capacidades y fortalecimiento de valores. Se logra con la combinación coherente de sonidos y silencios, respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos.

El estudiante Deyner Pérez interpretó, en forma magistral, la canción Bachata rosa, de Juan Luis Guerra. Su compañera Adriana Jaramillo mostró sus dotes de cantante con Por el poder de tu amor, de Íngrid Rosario. El público del Salón Principal de la Casa Club Caribe también disfrutó con el talento de la joven Marcela Neira, al interpretar Can’t help falling in love, de Elvis Presley.

Las tandas de danza, canto y teatro se intercalaban para que los asistentes disfrutaran de la variedad cultural ofrecida por los estudiantes de primer semestre de la Universidad autónoma del Caribe.

Emily Wilkinson, como sus antecesores, le puso alma al tema musical Como la flor (de Selena Quintanilla), escogido por Emily para envolver de sentimiento a cada uno de los que tuvieron la fortuna de escuchar su voz. Igualmente, su compañera Mari Ospina hizo de la canción Amores extraños, de Laura Pausini, un monumento a la grandeza musical. La talentosa Gabriela Vélez tampoco se quedó atrás: interpretó Listen (en la versión de Beyoncé), con la que atrapó al público y lo puso a aplaudir animadamente.

Luego de otras presentaciones teatrales y dancísticas, Valeria Romero hizo que los asistentes volvieran a poner su alma en vilo con los solistas: ella interpretó Halo, (también de Beyoncé), mientras que William Bastidas cantó Creo en ti, de Reik, e hipnotizó a quienes lo disfrutaron.

La finalización del magno evento estuvo a cargo de espléndidas presentaciones musicales, como la que interpretaron Milagro Trespalacios y Oriana Córdoba. Fernando y María Rolang también hechizaron con el toque mágico que les dieron a sus instrumentos.

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