19 feb 2019

Señora Mineducación: ¿debe continuar la Sala General en Uniautónoma?

Plazoleta actual de la Universidad Autónoma del Caribe

Por John Acosta @Joacoro

Podría considerarse que la actitud de la Sala General frente a los estatutos es, como llamaban los abuelos a situaciones parecidas, una mosca en leche en el exitoso proceso de recuperación de la Universidad Autónoma del Caribe. Cuando uno descubre el retroceso en la reforma a los estatutos que este ente plantea, no puede dejar de pensarse que el máximo órgano de gobierno de la institución educativa se resiste a transformarse. Pareciera que la mayoría de sus integrantes quisieran quedarse en la placidez insensata de un anacronismo peligroso. Afortunadamente, los entes vivos de la universidad han reaccionado y se han puesto a la defensiva: no se puede permitir que la masificación de las protestas que inició la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas el 21 de febrero de 2018 (y que obligaron a la salida del rector de entonces, Ramsés Vargas, y a la mayoría de los miembros de la Sala General que lo apoyaba), sea en vano.

Aquí hemos contado cómo los entonces presidente y vicepresidente del sindicato Sintrauac se apoderaron, mediante prácticas “no santas”, de la protesta masiva que ellos nunca pudieron lograr y terminaron negociando el fin del cese de actividades académicas. Hoy quedó claro que entregaron el movimiento (que esos líderes sindicales no fueron capaces de originar) por altos cargos en los órganos de gobierno de la universidad. Lo paradójico fue que, para apoderarse de las protestas en su momento, difamaron a los líderes iniciales, acusándolos, entre otros asuntos, de andar buscando puestos jerárquicos en la institución.

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Sintrauac y la Sala General

La cooptación en los dos estatutos
Arriba: el estatuto actual, diseñado en la administración de Ramsés Vargas.
Abajo: la propuesta de estatuto que pretende la actual Sala General
El primer cargo que obtuvieron los dos ex líderes sindicales y negociadores por parte de Sintrauac fue el de un puesto en la Sala General: el entonces vicepresidente de este sindicato hoy es miembro principal de esa corporación y su suplente es quien ocupaba la presidencia de esa organización sindical en ese entonces. El nuevo integrante supo moverse muy bien en el intríngulis del máximo órgano de gobierno de la Universidad Autónoma del Caribe. Tanto, que logró meter a dos compañeros más del sindicato como miembros principales de la Sala General. Los integrantes de este ente administrativo se eligen por el sistema de cooptación; es decir, las dos terceras partes de la misma Sala decide quién será el nuevo integrante. Se deduce, entonces, que, para lograr esa mayoría, el exdirigente sindical tuvo que hacer alianza con los antiguos miembros de la corporación. Y es de sobra sabido quién puso allí a esos viejos integrantes. Para ser claros y precisos: el entonces vicepresidente de Sintrauac fue propuesto y elegido miembro de la Sala General por los mismos que Ramsés Vargas había hecho elegir en esa alta corporación administrativa.

Qué hacer con las actas de la Sala General. Arriba: el estatuto actual,
elaborado en el período de Ramsés Vargas. Abajo: la propuesta de
estatuto de la actual Sala General
No es malo que un exdirigente sindical sea miembro de la Sala General: pasaría de ser un aguerrido defensor de los derechos laborales a un defensor de las razones patronales. Uno hasta podría pensar que tampoco se ve mal que se cambie tan abruptamente de bando, siempre y cuando permanezca fiel a las políticas inherentes del nuevo ente al que ahora pertenezca. Lo malo es que se pretenda jugar a los dos bandos al mismo tiempo: ser protector del trabajador de una empresa y, al mismo tiempo, dueño de la misma empresa; es decir, ser integrante de la Sala General, máximo organismo administrativo de la Universidad Autónoma del Caribe, y tener influencia en las decisiones de Sintrauac, el más grande sindicato obrero de esta querida universidad: habría ahí, por lo menos, una transgresión a la ética, pues una de las labores asignadas socialmente a los sindicatos es, precisamente, ser veedores de la administración; por tanto, en las organizaciones, uno no puede pretender vigilarse a sí mismo.

Lamentablemente, para la mayoría de los empleados y estudiantes de la universidad es claro que los ex líderes sindicales, y hoy nuevos integrantes de la Sala General (escogidos por los antiguos miembros de este ente de gobierno, mediante el sistema de cooptación), no pretenden desprenderse del cordón umbilical que los mantenía unidos a Sintrauac. Esa reprochable actitud tiene hoy dividido al sindicato, entre quienes quieren mantener el vínculo decisorio con los exlíderes sindicales sentados ahora en la Sala General y quienes, con razón, prefieren seguir siendo una organización independiente de las decisiones patronales para poder controvertirlas y, si llegare el caso, rechazarlas. 

La cooptación, la Sala General y Sintrauac

Cómo ser miembro de la Sala General
Arriba: el estatuto actual, diseñado en la administración de Ramsés Vargas
Abajo: el estatuto que propone la actual Sala General
La cooptación es el mecanismo mediante el cual una corporación llena las vacantes que se producen en su interior con el voto de sus propios integrantes.  Este sistema funcionó bien en la Sala General de la Universidad Autónoma del Caribe con la figura garantista de su fundador, Mario Ceballos Araújo; sin embargo, ha quedado demostrado de sobra que, una vez ausente el fundador, la cooptación ha sido seudónimo de corrupción, tanto en la administración de Silvia Gette, como en la de Ramsés Vargas. En ambas administraciones, la Sala General cooptó a familiares del rector de turno como miembros de la corporación hasta convertirla en un ente de bolsillo. Es claro que no se puede volver a correr ese riesgo.

Y si bien es cierto que la actual rectora de nuestra universidad, Claudia Patricia Da Cunha Tcachman, ha dado muestra de transparencia y eficacia en su administración, también es cierto que ella fue puesta en el cargo por el Ministerio de Educación (no por la Sala General, afortunadamente) por un período definido. Una vez se cumpla el período, y si el Ministerio considera que ya están dadas las condiciones, es al Consejo Directivo a quien le corresponde elegir al remplazo de Da Cunha. Según los estatutos vigentes, redactados en la administración de Ramsés Vargas, el Consejo Directivo está compuesto por el rector, un docente, un estudiante y un egresado (los tres últimos elegidos democráticamente), más los miembros de la Sala General; en estos momentos, la Sala General tiene nueve integrantes, lo cual quiere decir que harían mayoría en el Consejo Directivo; es decir, la Sala General pondría, en la práctica, al nuevo rector. ¿Es garantía de transparencia la actual Sala General como para escoger al nuevo rector?

Por qué se pierde la calidad de miembro de la Sala General
Arriba: en el estatuto actual. Abajo: en el estatuto que propone
 la actual Sala General 
Por otro lado, esta semana hay elección democrática de la nueva junta directiva de Sintrauac. Hay cinco planchas inscritas para tal fin. Y ya en la universidad identifican a una de esas planchas como la lista de los exdirectivos del sindicato que ahora pertenecen a la Sala General; de ser cierto los temores de la mayoría, en el sentido de que esa plancha en particular obedece a las directrices de los mencionados integrantes del máximo órgano administrativo de nuestra institución, sería una catástrofe que obtuviera la más alta votación, ya que Sintrauac perdería su independencia y se convertiría en un sindicato patronal. Ojalá prime la sensatez de los votantes y no voten por quienes quieren perpetuar en el poder a sus amigos de la Sala General.

Sintrauac, la Sala General y la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Nadie pone en duda (porque, incluso, las páginas web de los medios masivos de comunicación tienen suficiente evidencia de ello) que los directores, docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas fueron los que hicieron masivas y, por tanto, visibles las protestas que iniciaron el 21 de febrero de 2018 en contra de la Sala General y del rector de la época, Ramsés Vargas. Como se ha dicho, el presidente y vicepresidente del Sintrauac de la época (hoy miembros activos de la Sala General) nunca pudieron capitalizar el malestar general de los, entonces, sufridos empleados de la Universidad Autónoma del Caribe. Y tuvo que darles bien duro a esos dos exlíderes sindicales  de ese período de angustias constatar que la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas logró, en pocos días, lo que ellos jamás pudieron conseguir en dos años de lucha.



Entonces, fraguaron, con una habilidad que no tuvieron para la movilización de masas, y con la ayuda de algunos de quienes hoy aparecen en la lista de marras a aspirar a cargos directivos de Sintrauac, el plan para desprestigiar a quienes lideramos el movimiento desde la Facultad y apoderarse ellos de las protestas. Ante esta diabólica estrategia, hubo dos razones fundamentales para que, quienes iniciamos el movimiento, nos retiráramos y le dejáramos la vía libre a esos dos exdirigentes del Sintrauac de entonces: una, para evitar dar la imagen hacia afuera de que estábamos divididos ante el propósito común de sacar a Ramsés Vargas y su corte; y dos, confiamos que el tiempo se encargaría de demostrar (como, gracias a Dios, está sucediendo) que quienes tenían un interés escondido de poder eran otros.

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En todo caso, los antes sindicalistas (y hoy regentes de la administración) suponen que, adueñándose de los cargos directivos de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, automáticamente, y como por arte de magia, tendrán resonancia en sus decisiones y capacidad de movilización de masas. Están equivocados de cabo a rabo: esas capacidades no las da el cargo sino el carisma de quien lo ocupa. Afortunadamente, la rectora, Claudia Da Cunha, no ha cedido ante las presiones (como memes, comunicados de sindicatos resucitados de la nada, entre otras) de los ex dirigentes sindicales (y hoy flagrantes miembros de la Sala General) para que ella les nombre a sus adeptos en las direcciones de la Facultad insigne. Ellos, por supuesto, siguen insistiendo con las armas de siempre: tratando de desprestigiar al oponente con información falsa.

El desprestigio como arma de incapaces

Arriba: tres de las ocho frases que distribuyó el autor de este artículo en sus
redes sociales para criticar la cooptación; al lado, la plancha que aspira a
ocupar cargos en la junta directiva de Sintrauac y que muchos en la
universidad identifican como la lista de los ex directivos de ese sindicato,
sentados hoy en la Sala General. Abajo: símil de la reacción a mis frases
por parte de una supuesta directiva de un sindicato que se creía desaparecido
Desde que di las primeras declaraciones a los medios, en la mañana del glorioso 21 de febrero de 2018, fui claro en señalar a la Sala General de ser culpable de las dos debacles consecutivas sufridas por nuestra alma mater. Recuerdo que solicitaba al Ministerio de Educación que nos ayudara a buscar la forma de remplazar a todos los miembros de la corporación, no mediante negociaciones por debajo de la mesa, que es lo que trae la cooptación. Los incapaces, ante la falta de argumentos para llevar un debate de altura y ante la falta de evidencias que respalden sus acusaciones inventadas, recurrieron, desde un principio, a los memes; luego, con el tiempo, pasaron a los comunicados de cadáveres de sindicatos insepultos. Todavía ahora, cada vez que publico mi inconformidad por movimientos rastreros, como insistir en la cooptación para la Sala General, me llegan docentes y ejecutivos de la universidad a contarme las sandeces que dicen de mí algunos integrantes de la lista de marras, que aspira a la junta directiva de Sintrauac, y algunos exdirectivos sindicales hoy sentados en la Sala General.

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La más reciente sucedió anoche, a las siete, cuando ya iba de salida para mi casa. Estaba sentado en la plazoleta un miembro del Consejo Directivo, elegido democráticamente para ese cargo. Me pidió que me sentara a su lado. Y me contó lo que le había dicho un integrante del grupúsculo, formado por ex directivos sindicales hoy sentados en la Sala General y por adeptos suyos en Sintrauac: que yo me había enriquecido con las varias versiones que hizo Ramsés Vargas de su evento favorito, Pensando el siglo XXI.

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Me importa un rábano sus diatribas de seres infames: nadie puede arrebatarme mi derecho a formular mi opinión. De manera que adelante, señores, ya estoy a la espera de su nueva andanada de insultos por los argumentos expresados en este texto.

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2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Describe en detalle la plaga de la corrupción y el apetito desenfrenado de los lobos que se disfrazaron de ovejas y que esperan apoderarse de la institución. Ya era hora de desenmascarar lo oscuro que hay detrás de la sala general y que el Ministerio intervenga urgente para que se un tajo la declare no competente y se nombren personas dignas, probas y reconocidas de trayectoria ética excelente John. Felicitaciones.

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    1. Gracias, mi estimado Anuar, compañero de lucha, blanco también de los ataques rastreros los ya desenmascarados lobos disfrazados de oveja

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Muchas gracias por su amable lectura; por favor, denos su opinión sobre el texto que acaba de leer. Muy amable de su parte