25 sept 2015

Iván Bernal Marín: de la champeta al rock y del rock al periodismo

Por Laura Cantillo Reyes y Stephany Ternera Castañeda

En el año de 1986, Colombia había sido severamente impactada por la violencia guerrillera y del narcotráfico. El Narcotráfico, con el terrorismo como arma, ponía carros bomba día y noche en las principales ciudades del país y, luego, se ensañan con la prensa al asesinar al hombre que desenmascaró a Pablo Escobar y a los demás "mágicos": Guillermo Cano. Los periodistas, amenazados tanto por la mafia como por el gobierno, son obligados a exiliarse. 


En  Colombia, en general, el panorama era desalentador, el narcotráfico y el terrorismo estaban lejos de dar su brazo a torcer, y muchas familias vivían en la zozobra de no perder a ninguno de sus familiares en actos violentos,  pero en medio de esto, algo muy distinto se vivía al interior de  la familia Bernal Marín en la ciudad de Barranquilla, que el 23 de diciembre  en la sala de un hospital de la ciudad esperaban con ansias  el nacimiento de Iván, el segundo de sus tres hijos.

Iván Bernal Marín, hoy, a sus 29 años de vida, dice  orgulloso que es  un periodista egresado de la facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Autónoma del Caribe, de donde guarda los mejores recuerdos de su vida universitaria.

Iván Bernal, de boina, con sus compañeros de curso, en la noche de
presentación de El Comunicador
Entre risas nos contó que  “con el profesor John Acosta, en octavo semestre, realizábamos el periódico de la universidad que se llamaba El Comunicador. Yo había trabajado con dedicación  muchas noches en la portada del periódico y el día de la presentación oficial, esperaba mi nombre en los créditos y nunca apareció”. Le preguntamos al profesor Acosta sobre esto. "Es una de las vergüenzas más grandes que llevo de mi vida de docente: no explico aún cómo aparecen todos los compañeros de Iván en la bandera, menos él, que fue uno de los que más trabajó para esa edición de El Comunicador", recuerda.

Contamos con  mucha suerte al contactarlo. Un intento bastó  para obtener su respuesta positiva a nuestra petición de hacerle una entrevista. Nos recibe de una manera amable e informal en las instalaciones del periódico del que hoy es editor jefe El Heraldo.

Con la periodista Stephany Ternera
Viste un suéter tipo polo azul, jeans rojos, zapatos negros formales,  perfectamente lustrados. Es la primera vez que lo vemos en nuestras vidas y nos llama la atención  su apariencia, pues a leguas se nota la multiculturalidad que hay en su ser, cosa que le debe a su crianza, que estuvo a  cargo de su madre, quien  es más costeña que la arepa de huevo, y de su padre, más cachaco que el cerro de Monserrate. Su cabello es negro corto, peinado en desorden hacia atrás, su piel es blanca y tersa, sus cachetes parecen de esos que los abuelos no se cansan de pellizcar al saludar y están acompañados de una barba de acuerdo a su estilo, pero desaliñada para mi gusto,  utiliza unas gafas de lectura  cuadradas y grandes de marco negro. Sus manos son pequeñas y luce mucho más intelectual para sus 29 años.

Sus abuelos han sido pieza fundamental para su desarrollo profesional y personal, aunque vivía al norte de la ciudad con sus padres, Bernal prefería ir hasta la casa de sus abuelos, al sur occidente de Barranquilla, un lugar en  donde se adentraba en lo popular, en donde el rose con la gente es lo común, que, además, entre otras muchas cosas,  la champeta y el sonido de un poderoso pick up en cada cuadra del barrio y la verdadera esencia de un barranquillero. Pero, además de este fenómeno musical, para Iván el Rock hace parte de su cotidianidad, el sonido de una buena guitarra eléctrica bien ejecutada puede llevar al éxtasis sus emociones.

Con las periodistas Laura Cantillo Reyes
Stephany Ternera Castañeda
Para este joven periodista, El Heraldo significa un diario tradicional, es la voz influyente y respetada de la costa. Fue Redactor web y reportero gráfico de la “Butifarra.com, en donde,  según él, era una persona que iba a contracorriente y cuyo comportamiento era contrario a los ideales, normas, modelos, estatutos de la sociedad actual. “Me las tiraba de iconoclasta y hasta decía  vulgaridades”, recuerda entre risas.  Ahora que ha pasado el tiempo para él, actualmente, escribir en el periódico que trabaja es acoplarse a lo que este le exige y es ser respetuoso de los principios básicos del periodismo tradicional.

Sus gestos  son pulcros, a veces delicados. Siempre es muy calmado, proyecta ser un hombre sensible. De voz suave, con acento muy neutro, usa un español correctísimo sin atropellar las palabras y, en su léxico, se nota las muchas horas que ha dedicado a los diferentes libros que se ha leído o el periódico que habitualmente leía desde muy pequeño con su abuelo.

En 2012, hizo parte del diario La República, uno de los más importantes del país, donde se encargaba de la edición completa del periódico cada cinco semanas y,  como editor jefe durante una semana, a cargo de la definición de la primera página y los enfoques en cada sección. Su pasión por las letras también lo ha llevado a escribir no solo noticias sino crónicas en importantes  revistas de circulación nacional, como SoHo, Labra Palabra, Latitud y Dominical, del diario El Heraldo.

Bernal Marín había comenzado su carrera en 2007 en El Heraldo. Ahora, vuelve con el objetivo de potenciar su liderazgo en la región Caribe, poniendo el foco en el tratamiento riguroso de la información local con enfoque global, para acompañar la renovación del periódico que viene liderando Marco Schwartz, su Director.

Mi objetivo directo en este medio de comunicación es potenciar el liderazgo en la región caribe, poniendo así la información local con un enfoque global.”


Suele ser una persona muy ocupada, diariamente Iván llega a las 8.30 de la mañana al periódico, a las 9 de la mañana  tiene consejo de redacción y de ahí en adelante es un trabajo arduo, entre reuniones y entrevistas. En el poco tiempo libre que tiene, a Iván le gusta reunirse con sus amigos, escuchar un buen tema de rock y jugar videojuegos. Es comprometido con su familia que representa lo más importante en su vida, amor que también comparte con su novia aunque no está casado.

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