6 mar 2012

Las artesanías de Colombia tienen un sello en La Guajira

Por John Acosta

El frente del negocio de María del Carmen Castaño tiene piso nuevo. Se lo construyó su marido hace poco. Por eso, hubo que regresar al día siguiente para tomarle las fotos: toda la mercancía estaba guardada adentro. Pero la entrevista sí se hizo esa tarde. María del Carmen estaba haciendo la siesta. Sugey Alcira, su hija, la despertó para que atendiera la visita que acababa de llegar.

Empezó hablando poco. Después, sí se soltó. De vez en cuando se interrumpía para preguntarle a Eulises Díaz algún detalle que había olvidado. Su marido detenía su oficio momentáneo de albañil novato y le añadía a la historia los remiendos que se le quedaban a la esposa.

Llegaron a Riohacha en 1990. Se habían venido de Barranquilla en busca de la ayuda que les ofreció un hermano que Eulises tiene en la Asociación de Artesanos de La Guajira. No tuvo más remedio que ponerse a ayudar al hermano en los menesteres de aquel quehacer de paciencia. María del Carmen Castaño también empezó a trabajar con otro cuñado suyo para poder levantar el sustento diario. Ambos, María y Eulises, soñaban con laborar juntos en un negocio propio. Ya tenían dos hijos para sostener y esa situación de incertidumbre los atormentaba todas las noches, cuando podían compartir, por fin, después de una larga jornada, las penas y desdichas de no tener nada.