15 feb 2012

Un policía de profesión que tiene el oficio de hacer reír a los niños


Por John Acosta

Al contrario de la mayoría de los niños de su edad, William Murillo nunca soñó con ser policía. Ni siquiera le quedó tiempo para acariciar la posibilidad de un futuro esperanzador. Su infancia se le quedó a retazos por los vericuetos de la geografía colombiana, durante un recorrido interminable que inició en el instante mismo en que su madre se vio sola ante el mundo, sin un marido que le ayudara a sostener los siete hijos que le habían quedado después de su fracaso matrimonial.

William Murillo Zamora tenía apenas cinco años. Y le tocó, entonces, abandonar al Tuluá, municipio del departamento del Valle, ubicado en el suroriente de Colombia,  que lo vio nacer para acompañar a su vieja en ese viaje sin destino. La costa norte fue la región en donde perduraron más tiempo. Su madre había montado un restaurante en Becerril, un pueblo del departamento del Cesar, en donde empezaba a insinuarse la fiebre algodonera. Hasta el día en que ella descubrió que sus hijos se estaban quedando ignorantes. Entonces, la nostalgia la hizo regresar al Valle de sus entrañas para quedarse en Cartago.

Fabiola Remedios amasa la vida para que los demás coman el pan


Por John Acosta

Es una casa antigua. Está ubicada en la Riohacha vieja, de calles angostas. A través de la ventana grande que da al frente, se ve la vitrina con los panes exóticos. No es una panadería cualquiera. Tampoco lo es la dueña: Fabiola Remedios Weber manifiesta a los cuatro vientos que ella es naturista por excelencia. Es riohachera de pura cepa. Y si se metió al negocio de los panes integrales fue porque al llegar a su tierra, después de tres años de trabajar con la gente de un barrio de invasión en el lejano departamento del Caquetá, se encontró completamente desubicada. No encontró trabajo. Sus ahorros se fueron acabando poco a poco.